Hoy leo en una revista de barrio de Barcelona, “La Veu de
Sarrià”, la opinión de un columnista, en la que pone de manifiesto su
descontento por la actuación del ayuntament de Barcelona y la Generalitat de
Catalunya, de las últimas dos décadas.
Este columnista opina que se ha gastado dinero público en
cosas que no encuentra él demasiado útil. Por una parte se refiere a unos marcadores sonoros para ciegos, como
indicativo de parada de autobus, que él no ve lógico ponerlas por su “baja”
calidad, sin cuestionarse si el problema es realmente su mantenimiento lo
deficiente. También se queja de unos centros de acogida turística, que después que
hace años se construyeron y ahora están cerrados, por lo que cuestiona si el
dinero utilizado para ello fue de una forma correcta; tampoco se cuestiona que
el mantenimiento de estos locales cuesta un dinero a la Generalitat, por lo que
creo que sería más correcto preguntar a donde va destinado ese dinero que a criticar
que se haya gastado para hacer los centros. O simplemente indicarle a este
caballero que en época de crisis, muchos servicios se eliminan y es mejor tener
cerrados locales recién acabados, que mantenerlos abiertos; todo es cuestión de
costes y presupuestos. Esto ya sin cuestionar si este servicio debería o no ofrecerse actualmente.
Pero lo peor de todo es que opina sobre un tema cultural. Y
es tan “grave” este tema que escribe, que ya demuestra su falta de conocimiento
cultural, más cuando indica que ha realizado un “treball de Camp” (trabajo de
campo), para hablar del tema.
Esta opinión sobre el tema
cultural, hace referencia al Mercado del Borne (Mercat del Born en
catalán), que antaño fue un mercado municipal de Barcelona, una joya del
modernismo catalán. Situado en el barrio de la Ribera (casco antiguo de
Barcelona) su arquitectura, su ubicación y sus entorno,
lo han convertido en un punto de interés turístico. El edificio fue construido
en 1876 basándose en un proyecto de Josep Fontserè i Mestre. Es un ejemplo de arquitectura
del hierro, dentro del movimiento modernista catalán, y ampliamente hablado
y estudiado por los actuales arquitectos y estudiantes de arquitectura. Fue el mercado del barrio hasta 1920.
Después, se convirtió en mercado de frutas y verduras mayorista hasta que se
inauguró el mercado central de Barcelona, Mercabarna, en 1971. Durante los años
80’s, y tras una leve restauración, el espacio se habilita para la realización
de exposiciones, certámenes culturales y otras actividades. Durante casi toda
la década siguiente, sin embargo, permanece cerrado, en espera de una decisión
sobre su futuro uso. En febrero del 2002, mientras se realizaban unas obras
para instalar en el edificio la nueva ubicación de la Biblioteca Provincial de
Barcelona, aparecieron restos arqueológicos de la época moderna, en
un estado de conservación excelente que corresponden a la evolución urbanística
del Barrio de la Ribera desde el siglo XIV hasta que fue destruido en el año
1714 después de la Guerra de Sucesión Española, para la creación de la
Ciudadela Militar, para la vigilancia de Barcelona.
En este artículo se resalta la
poca trascendencia que le da el columnista a la importancia histórica que
realmente tiene estos hallazgos arqueológicos, empezando por llamarlos “piedrecitas
románicas”, que creo que se referirá a "romanas", ya que es ciudad fundada por estos, ya que la arquitectura románica es entre los siglos X y XII -principalmente-, cuando la realidad es que son los vestigios hallados en perfecto
estado de la época moderna (1450 – 1790, o siglos XV a XVIII), por lo que de “románicas”, no tiene ‘na
de na’!
Pero el articulista va más allá,
ya que considera “desinformar” que lo que se pretendía ubicar en este edificio
era una biblioteca para el barrio, “tan necesaria para esta zona de la ciudad” y
su indignación es porque ya no se hará esta biblioteca. Lo lamentable de este “trabajo
de campo” es que la biblioteca del barrio existe, ¡y tres más en el distrito!,
siendo uno de los distritos de la ciudad con más bibliotecas en Barcelona, ¡ahí es ‘na’! Y como bien he dicho
anteriormente, realmente debería ser la NUEVA ubicación de la Biblioteca
Provincial de Barcelona, que curiosamente, hoy por hoy también está en este
mismo distrito. Y además él mismo informa que esta nueva ubicación de la
Biblioteca provincial se realizará en las inmediaciones, en otro edificio
emblemático de la ciudad, la Estación de Francia, pero con visos de ser en un futuro cercano, cuando
esté deje de hacer la función actual, la de estación de tren ya casi en desuso.
Es muy lamentable que haya gente
que teniendo los recursos adecuados, tenga que tergiversar las noticias para
poder hacer creer que está hablando de algo realmente importante.
Protestar o quejarse de algo que
no es cierto, aunque pueda tener algo de fondo, no me parece ni ético ni serio.
Ya tenemos suficiente con gente que se queja de todo, para que además aparezca
gente que se queje por cosas no reales, por una falta clara de información.
Pero desgraciadamente, cada vez
nos encontramos más con estas cosas; uno oye hablar de un tema, cree saber
de lo que están hablando, sin antes
haber hecho un trabajo de investigación mínimo (los ‘milciencias’ no existen,
no, que no nos engañen…) y dan su versión con su gran sabiduría y “desinforma”
a otros; estos, sin informase tampoco, ya que se creen a pies juntillas lo que les dice el
milciencias, comenta su versión, incrementando esta desinformación con su toque
personal, por lo que el siguiente que recibe esta desinformación hace lo mismo,
y así hasta la ‘n’ vez… y si alguien se informa por el camino de la realidad y lo hace saber a todos los implicados en este proceso,
encima es denominado de prepotente, de querer pelea en el tema, de querer destacar sobre todo el mundo, de
mentiroso…, vamos de todo menos bonito, y le acusan de ser el que ha iniciado
el pastizal (la culpa es muy fea y nadie quiere bailar con ella). Y en el marco de la actual coyuntura de la revolución en las
comunicaciones, esta “desinformación” puede estar en boca de miles de personas
en cuestión de horas y convertirse en un bulo inmenso con visos de ser difícil su
“descredibilidad”.
Seamos un poco serios y coherentes
con nosotros mismos, antes de querer hacer creer a la gente que somos más de lo
que realmente somos, que después la caída será muy dura y sonora, muy sonora. Informémonos
bien de las cosas, consultemos a varias fuentes, escuchemos todas las versiones
que intervienen en el caso, seamos serios con nuestra credibilidad, ya que es bueno para
nuestra salud.
Este es un ejemplo claro de lo
que puden llegar a hacer los "desinformadores", por no hacer bien el trabajo cuando se decide escribir: el informarnos. Pero todos conocemos cientos de casos
similares o idénticos, desde el que desinforma sin mala intención, porque cree
que lo que le han dicho es cierto, hasta
el que desinforma para su beneficio personal. Y todos conocemos a gente que
hace o ha hecho esto en más de una ocasión: desinformar. E Internet es una
herramienta potente útil e inútil, que nos beneficia y nos perjudica. Debemos
de estar vigilantes, que de estas los medios sociales de información, tanto
telemáticas como analógicas, está repleto en nuestros días (Aaay!... el
automedallismo, ¡Cuánto daño hace!).
Saludos.
Papa Vader
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