Cuando el
movimiento 15M puso en el candelero una palabra que parecía que poca gente
conocía, esta se ha puesto de moda y ahora todo el mundo la utiliza como propia
para todo: Indignado
Sólo debemos
pasearnos un rato por las redes sociales, en especial por Facebook, esa bestia
sanguinaria que devora todo y a todos, para ver como constantemente hay gente
indignada por casi cualquier motivo de fuerza mayor: que el gobierno suba
impuestos, que el gobierno abola el aborto, que el gobierno no de
explicaciones, que los que roban a manos llenas salgan impunes de la justicia,
que el pobre hombre que no tiene nada, lo encarcelen por coger una barra de pan
de 0’60 céntimos. Todo estos ejemplos son motivos más que suficiente para
indignarse, para salir a la calle, para iniciar una revolución y, si es
preciso, sacrificar en ella la propia vida para dar algo mejor a nuestros
hijos.
Realmente es
indignante… pero curiosamente los que más se indignan en los medios sociales
por estos temas, son de lo que menos se indignan y de lo que menos se quejan.
Si tomamos
atentamente el FB y, sin navegar demasiado, sólo unos 5 ó 6 post colgados en el
muro general, podemos ver como hay gente que realmente está tan indignada que
se rasgarían las vestiduras. Gente que se indignan por un concepto, tema o
“chorrada suma” que pueda pasarle por la cabeza al escribiente en ese momento,
y que al día siguiente ni se acordará de haber posteado nada de ello.
Podemos ver
como hay gente que se indignan porque alguien tiene una opinión sobre un tema,
diferente a lo que ellos piensan; indignados porque querían ir a ver
al cantante cuchidriles y se han quedado sin plazas; indignados porque querían que le
hubiera salido tal cosa o tal otra y no les ha salido como habían imaginado (se
habían imaginado con un abrigo de piel del oso, antes de cazar al oso);
indignados porque aun habiéndoles salido lo que querían, no era ni de la forma
que querían ni del color deseado; indignados porque quieren ser los más mejores
en el mundo mundial, los number one, a los que les hacen todas las entrevistas,
los que les piden consejo, los que quieren que se les invite como ponentes en
conferencias de renombre internacional, y se quedan con que no les pasa nada de
ello, aun no habiendo hecho nada, nada, nada al respecto para ganarlo, ni
trabajando, ni recogiendo conocimiento de ello.
Indignados
porque no les salen las cosas que quieren y como quieren, dándoles las culpas a
otros, sin reconocer que ellos son los únicos culpables de todo lo que les
pasa. Sin querer saber que los que lo han conseguido lo han trabajado, lo han
sudado; pero siguen sin gastar tiempo y recursos para poder llegar a ese punto. Indignados
porque aun sin hacer nada por lo que quieren que se les reconozca, no consiguen que
se fijen en ellos.
Tenemos que
recordar que el movimiento 15M dejaron constantemente dos palabras conjuntas:
Indignados y Tolerantes.
La
tolerancia es aquella cosa que muchos desconocen por completo: el respeto hacia
las opiniones de los demás… o por lo menos así reza en el diccionario de la
Real Academia de la Lengua Española.
Por esto
mismo, y como ya han tergiversado la primera palabra, no les importa en
absoluto ser Intolerantes con los demás,
todo lo contrario que es lo que la sociedad pide en estos momentos. Pero eso si, a pesar de ello, se llenan la boca diciendo que ellos son los mayores tolerantes del mundo mundial.
Realmente la
misma gente que están indignados por el granito de pus que le ha salido en la
cara, son plenamente intolerantes porque no toleran que otros tengan
personalidad y opinión propia. No toleran que otros opinen de forma diferente y
que esto pueda dejarles a ellos en ridículo. Hace ya años un “indignado e
intolerante” profesional acusó a una serie de gente que por no tener la misma
forma de pensar que él, que estaban encorsetados y que no dejaban respirar
a la gente. El tiempo ha demostrado que era todo al contrario, pero en fin.
Hoy puedes
encontrarte a gente en diferentes mundillos, aficiones o movimientos que si no
piensas como ellos, o dices las cosas de la forma que ellos quieren que sean
dichas, que no les veneras como a un dios y no les haces publicidad gratuita
por doquier, o no les haces el trabajo pensando en ellos y, antes de decirlo
tu, no se lo cuentas a ellos para que ellos puedan decirlo antes que tu y hacerse suyo la idea, entonces eres un “mal
royero”, el malo de “su” película, un diablo personificado y alguien, en
definitiva, sin derecho a vivir.
Ante gente
así lo primero que te viene a la mente es sólo una frase bien simple:
Adiós y
déjame en paz.
Aunque tengo
que deciros, por experiencia propia y ajena, que no hos dejarán en paz, por
mucho que lo intenteis. Por ello lo mejor en simplemente ignorarlos, pasar de
ellos. Ellos por su lado y vosotros por el vuestro. Y aun así, esta gente
perniciosamente indignada e intolerante la tendremos a nuestro alrededor durante
mucho tiempo… no tienen ni otra cosa que hacer ni otras aspiraciones.
Papá Vader.
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