Como cada año vuelve a ser
Navidad.
Época de Gatos Pardos. De disimular
cualquier cosa mala hecha y hacer ver que todos somos buenos buenísimos.
Época de
felicitaciones, de abrazos y besos, de regalos.
Época de “borrón
y cuenta nueva”, de no ha pasado nada y todo se olvida.
Época de
sólo pensar en comer, cebarse, beber y emborracharse.
Cuando
llegue el día 7 de enero, después de fiestas “donde digo, Diego y donde Diego,
digo”. Ese es el momento de escusas como “la borrachera me hace decir cosas
raras”, “no recuerdo nada de todo lo que dije” y cosas por el estilo.
Incluso antes, pasado Navidad o
reyes, gente que va a las tiendas a cambiar el regalo que les han hecho, “porque
es una birria”, “es un regalo con doble intención”, “yo le he hecho un regalo
de 200 euro y el/ella me hace uno de 20 euros, vaya mierda de regalo”. O de
guardarlo en el cajón de rencores y devolvérselo en el primer cumpleaños, o en
las próximas Navidades; al que lo ha regalado o a aquel que no sabemos que
regalarle.
Época de poner “me gusta” en
Facebook a gente que no tragas ni en pintura, aunque sólo sea una vez al año, “por
quedar bien”.
Época de falsedades, sonrisas
mal puestas e Hipocresía con mayúscula.
Época de esperar a clavar la
puñalada trapera hasta pasadas las fiestas.
Pero en definitiva, época de
tregua con tensión acumulable; pero tregua al fin y al cabo.
“Por quedar bien”.
Y Papá Vader desea felicidad a
todo el mundo, y no por quedar bien, sino porque así lo desea. Aunque haya
quien no se lo crea (que le vamos a hacer).
Papá Vader desea a todos
indistintamente feliz Navidad, felices fiestas y un muy próspero 2014, siempre
que el Gobierno español nos lo permita, claro está (Mmmm… a estos, no; Papá
Vader no desea felicidad a estos, no).
Papá Vader.
También de corazón...Feliz Navidad para papa Vader. Un abrazo
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