lunes, 8 de febrero de 2016

¿A que le tienes miedo?



Hace unos días, en Ciudad Vader, ha habido huelga de transportes. Duró poco. Ya se ha encargado Papá Vader de ello.



Pero esto me permitió poder observar como había gente que no estaba muy sana, muy cuerda, más gente tocada de lo que podemos ver a diario.



Gente que por el hecho de entrar en el metro, tenía sudores fríos, boca reseca, en definitiva, miedo a coger el Metropolitano de Ciudad Vader.



¿Pero existe miedo a eso?



Uy! Y tanto, y lo más curioso, es que hay mucha gente que tiene miedo a eso y a otras fobias similares.



¿Qué significa o que es Fobia? Para los que no cogéis un diccionario ni miráis las palabrejas ni por internet, ni que de ello os dependiera la vida: Fobia  es temor intenso e IRRACIONAL, de carácter enfermizo, hacia una persona, cosa o situación. Es una palabra derivada de Fobos, que en griego antiguo significa «pánico», hijo de Ares y Afrodita en la mitología griega, la personificación del miedo.



Pero si observamos por la calle, ya no sólo en los transportes públicos, podemos ver a mucha gente muy “fóbica” que necesita que le hagan un chequeo rápido. Pero según ellos, están muy bien y no necesitan ir a los loqueros.



Desde hace tiempo veo a mucha gente que tiene agorafobia (miedo a los lugares abiertos). El término de agorafobia, viene de la palabra griega “agora” que significa lugar del mercado.  Es gente que solemos ver que camina como mucho a medio metro de las paredes de los edificios, que si te cruzas con ellos, no se apartan, esperan a que seas tu el que te apartes y le dejes caminar pegado al edificio,  y que cuando tienen que cruzar la calle, esperan pegados al edificio y cruzan de forma muy rápida, como si fuese a cambiar rápidamente el semáforo.  Se trata del miedo, fobia, más común. La gente que lo sufre son aquellos que cuando llegan a casa, no salen  a pasear, ni a centros comerciales (“eso es una aberración que no deberían haberlos permitido hacerlos nunca”). Sólo se suelen desplazar para ir a otra casa o a lugares relativamente “seguros”, cerrados en cierta medida. Si no tuviesen que conseguir dinero para subsistir, no irían a trabajar, por lo que eligen trabajos de oficinistas y en despachos que no sean diáfanos. Curiosamente es la fobia que más frecuentemente se presenta en mujeres que en hombres.



No encontrarse en un lugar seguro, relativamente a cubierto, les produce una ansiedad. Esta ansiedad puede tenerla incluso al encontrarse entre multitudes, por tener que realizar viajes cortos o largos (e ir en Metro es horroroso para ellos, ya que debe viajar y estar en un lugar público). Los agorafóbicos son gente que tienen miedo a estar en un lugar del que sea difícil salir, el temor a perder el control en un lugar público, sentimiento de indiferencia o de abandono por parte de los otros o estar sólo (Aunque hayan miles de personas a su alrededor, si no conoce a nadie, se considera estar sólo), por lo que rápidamente tendrá una sensación de abandono,… empiezan a tener sudor frio, escalofríos y temblores con palpitaciones, llegando a tener sensación de mareo y asfixia...



Pero también podemos ver a “los contrarios”, a los que sufren de claustofobia, a un miedo irreal a los espacios cerrados, en especial a los ascensores, coches, autobuses, metro (o vaya, otra vez, a estos también!!...).  Esta fobia puede ser consecuencia de una mala experiencia, como por ejemplo, haberse quedado encerrado en un ascensor o un armario de pequeño.



Seamos un poco más serios y no tan generalistas. Los clautofóbicos no tienen porque tener miedo al espacio cerrado en sí mismo, sino a las lo que su imaginación le dice que puede pasar por estar en ellos, como por ejemplo a quedarse encerrados para siempre o a morir asfixiados, debido a que creen que no hay suficiente aire en espacios cerrados.



Cuando los vemos en el metro, son fácilmente reconocibles. Mientras que los agorafóbicos se van a buscar rápidamente una silla o una esquina que le resguarde, los claustofóbicos se sitúa cerca de las puertas de salida y no hay manera que se muevan, ni aunque salgan todos los viajeros del vagón a la vez y en tropel; prefieren que se les pase por encima a abandonar su posición estratégica. Los síntomas son exactamente los mismos que los de la agorafobia: empiezan a tener sudor frio, escalofríos y temblores con palpitaciones, llegando a tener sensación de mareo y asfixia...





Pero aun podemos encontrar otra fobia más en la gente que vemos y conocemos (…uy! Y a lo mejor en nosotros mismos, ups!!!).



Todavía me queda por comentar la fobia social. Este miedo se ve cada vez más en nuestra sociedad. Y aunque parezca mentira, de estos conocemos todos a muchos. ¡Ah, por cierto! A estos tampoco les gusta el transporte público, el metro, ya que tienen miedo que se fijen en ellos, que opinen a escondidas de ellos, o que les pase algo que puedan hacer el ridículo (como caerse o hacer un traspiés), y le crispa ver como hay gente que habla con el de al lado, después de haberlo mirado (accidentalmente). Son gente que quieren ser aceptados por todo el mundo les da miedo hacer el ridículo o no ser aceptados, incluso por desconocidos. Y ya no digo nada cuando tienen que hablar en público (¿Por qué me miran, por lo que digo o porque otra cosa? - ¿Me están escuchando o hacen ver que me escuchan? - ¿Y si saben más que yo del tema? - ¿Qué me dirán al final de mi ponencia? - …). Y si realmente no son aceptados, siempre buscarán a un culpable, para sentirse mejor.



En resumen, la fobia social temen las siguientes situaciones: interacción pública, como hablar en público, intervenir en grupos pequeños; tener que relacionarse de forma informal, como iniciar o mantener una conversación, recibir críticas, relacionarse con el sexo opuesto; tener que hacer interacciones asertivas, como expresar desacuerdo, mantener las propias opiniones; y sobre todo, situaciones donde se es observado, como comer, beber, trabajar delante de otros, usar los servicios públicos…


Mientras que en los dos anteriores los síntomas eran
escalofríos y temblores con palpitaciones, llegando a tener sensación de mareo y asfixia..., aunque este también los tiene, la forma visual más rápida de detectarla es que el que lo sufre puede tener, además el rubor.



Por ello, por amor al lado oscuro (o al intermedio  o la luz, me da absolutamente igual), si tenéis estos síntomas, no dudéis en ir a que un experto os ayude. Que después los que estamos cerco lo sufrimos innecesariamente.






Saludos.

Papá Vader.

viernes, 22 de enero de 2016

El Cliente nunca tiene la razón.



Papá Vader lleva un tiempo que no entiende a las empresas monopolistas. Osease, los bancos y las empresas de telefonía.

Antiguamente, hasta hace unos 20 años, la frase que se decía era: “el cliente siempre tiene la razón”. Era una época en la que la sociedad crecía, las empresas crecían y todos,todos, tenían muy claro que el servir al cliente era primordial para crecer como empresa. Desde hace 20 años, la frase es “el cliente no siempre tiene la razón”, ya que nos podemos encontrar con clientes que desean aprovecharse de la buena fe de las empresas, exagerando para conseguir más a modo de Indemnización/jeta/morro, y  conseguir más por menos o por nada. Pero lo cierto es que en todos los casos, tenga o no razón, algo ha pasado por lo que el cliente viene a quejarse, motivo más que suficiente y, además, totalmente lícito.

Pero Papá Vader no sabía que ahora la frase es “el cliente nunca tiene la razón” y esto no sólo es nuevo, sino que Papá Vader lo ve contraproducente, ya que a la corta son perdidas… a menos que tengas un monopolio y nadie pueda escapar de él.

Pero vayamos al meollo de la historia.



Los Bancos.
Tienes un dinero, TU DINERO, que ganas con sudor y te mal pagan por tu trabajo. Lo pones en un banco, más porque te obligan que por necesidad, que te cobran por ingresar ese tu dinero, por sacarlo y gastarlo, como si fuese de ellos, y también te cobran por los intereses que te tienen que dar por tu dinero que los bancos usan para ganar ELLOS dinero.

Hasta aquí, quien más o quien menos podemos asumir esto, si no queremos tener problemas con las empresas que nos suministran energía, ya que no desean que pasemos por ventanilla a pagar la factura del mes en curso, sino que desean que el piso, la luz, el agua, bla, bla, bla, lo paguemos por transferencia, por recibo en un banco. Y todo porque estas empresas mueven mucho líquido, dinero, y se benefician todos, suministradora y banco, y a nosotros nos dan una palmadita en la espalda, eso sí, cobrándonos antes por el gesto hecho, claro está.

Lo que no entiendo, y eso que llevo cerca de 5 años preguntándolo a los diferentes bancos que he tenido cuentas, es que si tenemos un dinero en cuenta y llega un recibo a apagar, lo lógico es que se pague. PUES NO!!!, el banco hace unas suposiciones hipotéticas mediante las cuales calcula que si el pago de este recibo deja la cuenta temblando, prefieren no pagarla, ya han hecho un cálculo/estudio por el que antes pagarán el agua, la luz (aunque ese mes no toque pagarlo)y el préstamo de su propia entidad bancaria, por lo que proceden a devolver ese recibo, ya sea el alquiler de un piso, la telefonía y cualquier otro “préstamo” que no sea de su propia entidad bancaria, gracias a ese “estudio de favor”.

Y yo me pregunto: si el dinero es mío, ¿por qué deciden ellos que pagar y que no pagar? Creo yo que si llega un recibo de Pepitoperez antes, se debe pagar y si la luz llega más tarde, será mi problema y no del banco; digo yo ¿no?

Pues NO!!! Cuando voy al banco a reclamar por esta sencilla y lógica cuestión, sea banco o caja, o donde sea que tengamos la nómina, se te quedan mirando con cara de estar muy ausentes y no escucharte (que realmente es eso lo que hacen…) y contestan de forma automática “así son las cosas y no las podemos cambiar”. Y si haces un llamamiento a la lógica, te saltan con aquello que “las normas están para cumplirlas”

¿Qué normas? ¿Las suyas? ¿Te las dicen en algún momento cuando creas una cuenta?

O sea… El cliente, por mucho que pueda demostrar lo contrario, nunca tiene razón. Las normas (no escritas) del banco son las que mandan.

No lo entiendo…

Menos aun lo entiendo cuando, una vez devuelto el recibo, la empresa que no has pagado te reclama la deuda y alucinas pepinillos cuando el importe de ese recibo, lo tienes y de sobras, en la cuenta. Pero te tocará pagar (a ti, no al banco) una pastizal adicional como sanción por haber devuelto el recibo (el banco, no tu).




Empresa de telefonía.
Ahora imaginemos que el recibo devuelto corresponde a la factura en curso de la compañía de las líneas telefónicas que tienes.

Estos no te llaman o envían mensaje para avisarte que tienes el recibo devuelto. Nooo… Lo primero que hacen es cortarte la conexión de telefonía y, al cabo de muuuchos minutos (incluso un par de horas) te envían un mensaje diciéndote que has devuelto el, recibo del mes en curso y que, para evitar problemas, lo pagues lo antes posible

¿Qué problemas quieren que evitemos? Ya nos han cortado la comunicación ¿no es un problema ya eso? Para ellos no.

Mejor dicho, el mensaje más que para “evitarnos nosotros” un problema, es para evitárselo ellos, por temas de impagos…

Como tienes dinero en el banco, pagas el recibo con alguna de las muchas modalidades de facilidades que te dan para pagar.

Te dan muuuuchas facilidades para pagar, pero pocas para protestar en cuanto cometen un error.

La telefonía de mi casa está a nombre de Mamá Vader, por lo que el contrato va a su nombre, lleva su DNI, bla, bla, bla,…

Cuando se paga, indicamos el número de teléfono sobre el que pagamos la deuda e indicamos el nº de DNI de la titular.

Después de más de 24h. sin restablecerte la conexión, y cortarte definitivamente incluso las llamadas entrantes, al pasar las 48h., Papá Vader llama por “n” vez, ya algo enfadado, muy enfadado, realmente cabreado, para ver que pasa.

Lo primero que dicen es que el número desde el que llamo está a nombre de Papá Vader (¡sorpresa!) y no a la titular de la conexión, por lo que el DNI indicado en el banco (la de Mamá Vader) confunde y no saben a quién asignarlo. El nº de teléfono al que se asocia el pago… no importa (¡Nueva sorpresa!). Al final doy mi número de DNI, ya me restablecen la conexión de los móviles.

Al cabo de 5 horas más, Papá Vader vuelve a llamar, porque la conexión 3G y 4G, no funciona y el teléfono fijo tampoco (ni, evidentemente la adsl).

Y ahora, lo más alucinante!!

Ahora le dicen a Papá Vader que no encuentran el pago hecho porque el DNI de Papá Vader, que por la mañana era el válido, ahora no es correcto, ya que la titular es Mamá Vader (estooo… ¿surrealismo?). Después de facilitar el numero larguísimo de la transacción, descubre que el número del DNI puesto en el banco, es el de Mamá Vader y lo que no entienden es porque YO LO HE CAMBIADO POR TELÉFONO!!!

¿Mande? ¿Lo cualo?

Por mucho que explique que ha sido la anterior compañera que 5 horas antes he hablado con ella, lo primero que me dicen es que ellos no pueden cambiar nada sin el permiso del titular. Una vez se aclara que desde hace dos días es todo correcto (y los 45 minutos como poco nadie me los quita), me restituyen totalmente la conexión de los móviles y del fijo, en cuestión de segundos, incluso antes de acabar la conversación.

Pero no sólo no reconocer su error que han cometido desde hace dos días y no pedir perdón por ello, en especial el problemón creado por la mañana, sino que encima, tanto la chica de la mañana como la de la tarde me saltan la frase aprendida de que “Tenga en cuenta que usted no tiene razón en este caso, por mucho que se ponga como se ponga”.


Y después se preguntan tanto los bancos como las compañías de telefonía: ¿Por qué se nos van los clientes de una empresa a otra?

Aunque realmente TODOS HACEN EXACTAMENTE LO MISMO!!!!

En fin…


Papá Vader.

domingo, 27 de diciembre de 2015

El Duende Tortuga



Me produce gracia y, a la vez, vergüenza ajena, ver a los Duendes Tortuga  comentarte su hombría inventada y de ensueño, con la esperanza que me crea todas sus fantasías sexuales como ciertas.

¿A que me refiero como Duende Tortuga? No se si os acordáis de aquel viejo entrañable de Dragon Ball, que enseñaba a Goku y a Krilin en el noble arte del combate, el cual cada vez que veía una mujer empezaba a sangrarle la nariz. Pues de estos Duendes Tortuga he visto muchos, tanto de palabra como de nariz sangrante (y es en serio, sangrarles la nariz cada vez que veían un poco de “chicha” en una mujer).

Es fácil reconocerlos y no por el caparazón en la espalda Seguro que más de uno tienes algún amigo que cuando va por la calle cree que mirando fijamente a una mujer puede conseguir que se quite las bragas en medio de la calle y le pida rodar una peli porno. O el otro que presume de durar más que un actor porno, después de empalmar 5 secuencias en una. Yo conozco a muchos que cuando se encuentran con una mujer de grandes pechos (o no) y con un escote muy sugerente, tienen un extraño problema de fuerza magnética que le impide mirar a la cara de la chica. O aquel que despista la mirada, pero cuando pasa la mozuela, se gira y mira el trasero de la misma, durante más de un minuto, aunque gurará que no se ha girado para mirar.

Sí mis queridos contertulios, estos son los “Duende Tortuga”.

Pero esto no es de una generación más o menos actual, sino que esto viene de una época más temprana, más “setentera”. Los primeros “Duendes Totrtuga que hemos tenido en España, muy propio de este país tan entrañable y de la que la gente suele perderse en ensoñaciones, en fantasías y en “que pudo ser”, lo tenemos en las películas, únicas en su genero, de Andrés Pajares y Fernando Esteso, Pues si, empezó, más o menos, con la generación de la transición, los que entonces tenían entre los 18 y 25 años; de los que pasaron de ver mujeres con la mantilla y la falda de un palmo por debajo de la rodilla, a la liberación sexual de la mujer, de escotes sin sujetador y de minifaldas a un palmo por encima de la rodilla.

Aunque hayamos pasado de una época de una escolaridad austera y parca en conocimiento (la que quieren ciertos políticos que vuelva), a la actual época mucho más intelectual, seguimos rodeados de Duendes Tortugas de nuevas generaciones, que en cuanto ven un poco más de carne de lo normal, en una mujer se entiende, empiezan a babear, se le salen los ojos de las órbitas y les sangran la nariz.

Estos Duendes Tortuga son fáciles de reconocer, por mucho que intenten esconder su condición de “salido sexual”, ya que son los que están constantemente con los amigos tomándose algo, en especial cervezas (considerada por ellos “muy de hombres”) y comentando la jugada del día.

¿Quién no ha ido alguna vez con compañeros del trabajo al terminar la jornada laboral a tomar algo? Te dicen que te vengas con ellos para comentar como ha ido el día y mientras todos piden cerverzas (da igual la cantidad pedida, pero siempre cerveza), uno toma una Cola, un agua con/sin gas o, simplemente un cortadito, la primera que te meten en la frente es que tomas bebidas “de mujer”. Y de una quedad entre compañeros para comentar como ha ido el día, a empezar a hablar del escote de la secretaria, del culo de la contable, o de la cara de come…. de la becaria y, omo no, lo que llegarían ha hacer cone  ellas, explicándolo con todo lujo de detalles, como el que cuenta la escena de una peli erótica-porno de muy bajo presupuesto española (vamos de película amateur, con encuadre desplazado y enfoque borroso), y a cámara lenta, con poses imposibles o con acciones que dicen que harían, con las que enfriarían a la mujer más fogosa.

Y si no hablas de estos temas, porque ni me van ni me vienen, empiezan a cuestionarte tu hombría, ya no sólo el rato que puedas estar con ellos, sino en los siguientes 15 días. La pena es que todos ellos suelen no tener novia fija, no estar casado (o divorciados de hace años) y, aunque parezca mentira, no tener ninguno niños. Y que decir que cuando hay un problema, que en vez de demostrar “su hombría” dando la cara para solucionarlo, lo primero que hacen es lloriquear para que otro le saque del berenjenal que ha montado.

Pero la verdad es que cuando estos “Duendes Tortuga” se encuentran con una mujer dispuesta a querer “royo” (o más), empiezan a balbucear sonidos incoherentes, a quedarse quietos como estatuas de sal y, en cuanto su cerebro reacciona, a buscar una escusa para escabullirse y salir corriendo en dirección contraria.

Recuerdo hace años, acompañando a una de mis Hija Vader a bailar delante de público, uno de estos compañeros, al ver a las chicas con ropa de Leia Esclava, aunque tenía más de 30 años y (según él) mucha experiencia con mujeres, se quedo boquiabierto, para lizado y ¡le sangraba la nariz! (¡¡lo juro por el San Palpatín!!). 

Como conocía a la mayoría de la bailarinas, y sabiendo que los Duendes Tortugas son bastante bocazas en lo referente a la “gran experiencia con mujeres” le ofrecí para presentarle a un par de ellas, lo que me dijo que vale, pero que antes tenía que ir al lavabo. Aun hoy estoy esperando que salga de él.

Las nuevas generaciones de Duendes Tortuga, además de quedar en bares, suelen seguir estas conversaciones via whatsapp, en el que se desenvuelve con total fluidez, enviando memes, videos y frases cortas y concisas (“mira que jaca”, “vaya tetas”,…), todo un flujo de conocimiento de Duende Tortuga que viaja de un dispositivo móvil a otro convirtiendo algunos grupos de whatsapp en auténticas parrillas televisivas de contenido pornográfico.

Aunque parezca mentira, y desgraciadamente, los Duendes Tortuga están socialmente aceptados. Ningún hombre hetero ha escapado de ello. En algún momento nos hemos comportado como Duendes Tortuga, nos guste o no, nos hayamos dejado llevar o hayamos hecho la gracieta de turno.

Pero… ¿A alguno de los Duendes Tortuga le gustaría que las mujeres hiciesen lo mismo? La respuesta, con mucha hombría por parte de ellos, es NO.

Aunque ya empiezan a existir Duendas Tortuga.

Papá Vader.

Imágenes: