martes, 1 de enero de 2019

El cambio de Paradigma, ¿es necesario?



Estamos casi en el 2020.
Y todavía existen demasiadas empresas que siguen opinando que la informática es un gasto.
Un lastre que tienen que tener, que si pudiesen, obligarían a sus empleados a usar lápiz, papel, visera y manguitos.

Muchas empresas que siguen opinando que “si hace 20 años que ganábamos dinero trabajando de esta forma, es culpa de los trabajadores haraganes que tengo contratados que no sigamos ganando lo mismo”.
Son muchas las empresas conservadoras, centradas en intentar seguir con su forma de trabajar igual que lo hizo su padre y, en algunos casos, como lo hizo su abuelo.

Demasiadas empresas que se han atado una piedra al cuello para intentar cruzar el rio de la crisis.
Las crisis siempre son oportunidades de renovación, oportunidades reales de negocio.

Y si estamos en una crisis, renovarse (los más “chics” lo llaman reinventarse) es primordial.
Muchas empresas piensan sólo en sobrevivir sujetos a la ridícula tabla de madera en la que se ha convertido su negocio.
Se aferran a ella y no la sueltan.
No la sueltan pero la siguen llenando de lastre, como si de un gran barco aún se tratase.

Hoy, si no conciben el cambio de paradigma, no habrán entendido los cambios que han ocurrido en los últimos 20 años.
Y mucho menos los cambios de forma de trabajo que está ocurriendo y que será la nueva forma de hacer de ahora hasta el 2040.

Y este paradigma pasa por usar y, sobretodo, entender las nuevas tecnologías.

Pero son todavía demasiadas las empresas que siguen pensando que “la tecnología es un gasto, no una inversión, un mal con el que creen que se debe vivir.

¿Cambio de paradigma?
Primero entender que es un “paradigma”.
Paradigma es sustituir “algo” que ha dejado de funcionar, por otro “algo” que hace la misma función, pero que funciona.

El paradigma en el que debemos pensar en estos momentos es un cambio de mentalidad empresarial.
Es pensar en que la tecnología nos ayuda, y no que la tecnología nos obliga a tenerla y nos domina.

Lo primero que debemos tener en cuenta es que la tecnología de hoy en día, en su gran mayoría, está sobredimensionada para los uso de la empresa.

Bueno… no es del todo cierto y mucho menos dicho de esta manera.

Lo cierto es que la parte de hardware que posee la inmensa mayoría de las empresas, está sobredimensionada.
Está sobredimensionada, no porque así lo haya pedido la empresa, sino porque es como está en el mercado… sobredimensionado.

En cambio del resto de tecnologías, las empresas suelen pasar, estar desfasadas, no usarlas, no tenerlas, o no darles ni la más mínima importancia.

No tienen webs corporativas correctamente diseñadas. O con diseño de hace 20 años
Y las comunicaciones con los clientes, suelen ser desfasadas, inexistentes e, incluso, siguen usando el fax.

A esto debemos sumarle que la gran enfermedad de nuestra era está muy arraigada en muchas de las empresas: el cáncer de la mediocridad.
Y la mediocridad impide actualizarse a las empresas.
Impide que la empresa esté en el siglo 21.
Obliga a las empresas a tener mentalidad ochentera.
Acciones comerciales poco innovadoras, que suelen ser copia, de la copia, de la copia, de la competencia. Acciones caducas y muchas veces desfasadas en una o más décadas.
Acciones comerciales que no funcionan correctamente desde el minuto 0, pero se siguen usando durante meses y meses, “por si funciona”.
A más, estas acciones comerciales, por norma general, descoordinadas entre los empleados de la empresa.

Los departamentos de las empresas están de uñas entre ellos y a la mínima, si se descuidan, se clavar puñales envenenados.
La gente con talento no suelen durar más dos años en la empresa, y en el mejor de los casos. Lo normal es entre seis meses y un año.

En definitiva, realizar cambios tecnológicos en estos momentos, no es la solución. No es necesario.
Debemos realizar un cambio de mentalidad enfocado al trabajo en equipo de toda la empresa, no solo de forma departamental.

Las empresas que quieren dejar de sobrevivir y desean triunfar, deben empezar por cambiar su mentalidad, por el paradigma del cambio de mentalidad.

¿Cambio de mentalidad?
Este cambio de mentalidad implica el dejar de competir entre departamentos.
Implica el no tener empleados mediocres
Implica tener empleados buenos y con talento.
Implica tener personal que sepa trabajar realmente en equipo.
Implica que se potencie las buenas ideas.
Implica estar enfocados a la solución y el servicio, no en buscar culpables.

Este cambio no debe darse desde la base hasta la cúspide, si no todo lo contrario: desde Gerencia, pasando por jefes de departamento y llegando a la última incorporación de la empresa.
Nunca en dirección contraria. Por eso se van los buenos talentos. Se eternizan las tomas de decisiones.
Este cambio implica utilizar todas las herramientas tecnológicas al alcance de los empleados.
Todos los miembros de la empresa deben estar volcados a una mentalidad de empresa, de un único equipo.
Todos los miembros de la empresa deben estar volcados únicamente hacia el servicio eficaz y eficiente para el cliente, no al único objetivo del beneficio económico.
Los beneficios llegarán solos y de forma exponencial, si se trabaja con el nuevo paradigma.

Para ello los empleados deben utilizar la tecnología a su alcance para conseguir aumentar el efecto Wow! del cliente.
El comercial no debe hacer puerta fría; hace más de tres lustros que dejó de funcionar este sistema.
La comunicación con los prospectos no deben ser masivos, sino realizar contactos selectivos especializados.
Dirigidos con inteligencia hacia el Target, la persona objetivo de la empresa cliente que tome la decisión.
Dirigido a la persona, con sus deseos y necesidades, no a la empresa.
Pero sin dejar de ver el conjunto del target persona-empresa

El responsable de compras de los prospectos sabe lo que quiere.
Lo buscan por internet, bien sea para hacer consultas técnicas, conocer sólo de precio o para realizar la compra.
Esta búsqueda la realizan tanto desde el ordenador, el portátil, la tablet, como desde el Smartphone, y desde cualquier ubicación y momento.

La empresa debe adecuarse a los nuevos hábitos de selección y compra de los clientes.
Adaptarse y renovarse (o reinventarse) o morir sin haber intentado sobrevivir.

Utilizar esta misma tecnología ha estado siempre al alcance del empleado.
Ordenador, portátil, Smartphone, suite office, video conferencias, whatsApp, linkedIn, Facebook, Instagram, reuniones telefónicas, teletrabajo, trabajos colaborativos externalizados,…

Las empresas tienen el hardware sobredimensionado, pero la informática… escasa.
Sólo deben adecuar la nueva tecnología, que hace más de una década que ha llegado, a los nuevos paradigmas de ventas de las empresas.

Papá Vader