Estamos casi
en el 2020.
Y todavía
existen demasiadas empresas que siguen opinando que la informática es un gasto.
Un lastre
que tienen que tener, que si pudiesen, obligarían a sus empleados a usar lápiz,
papel, visera y manguitos.
Muchas
empresas que siguen opinando que “si hace
20 años que ganábamos dinero trabajando de esta forma, es culpa de los
trabajadores haraganes que tengo contratados que no sigamos ganando lo mismo”.
Son muchas las
empresas conservadoras, centradas en intentar seguir con su forma de trabajar
igual que lo hizo su padre y, en algunos casos, como lo hizo su abuelo.
Demasiadas
empresas que se han atado una piedra al cuello para intentar cruzar el rio de
la crisis.
Las crisis
siempre son oportunidades de renovación, oportunidades reales de negocio.
Y si estamos
en una crisis, renovarse (los más “chics” lo llaman reinventarse) es primordial.
Muchas
empresas piensan sólo en sobrevivir sujetos a la ridícula tabla de madera en la
que se ha convertido su negocio.
Se aferran a
ella y no la sueltan.
No la
sueltan pero la siguen llenando de lastre, como si de un gran barco aún se
tratase.
Hoy, si no conciben
el cambio de paradigma, no habrán entendido los cambios que han ocurrido en los
últimos 20 años.
Y mucho
menos los cambios de forma de trabajo que está ocurriendo y que será la nueva
forma de hacer de ahora hasta el 2040.
Y este
paradigma pasa por usar y, sobretodo, entender las nuevas tecnologías.
Pero son
todavía demasiadas las empresas que siguen pensando que “la tecnología es un gasto, no una inversión”,
un mal con el que creen que se debe vivir.
¿Cambio
de paradigma?
Primero entender que es un “paradigma”.
Paradigma es
sustituir “algo” que ha dejado de funcionar, por otro “algo” que hace la misma
función, pero que funciona.
El paradigma
en el que debemos pensar en estos momentos es un cambio de mentalidad empresarial.
Es pensar en
que la tecnología nos ayuda, y no que la tecnología nos obliga a tenerla y nos
domina.
Lo primero que debemos tener en cuenta es que
la tecnología de hoy en día, en su gran mayoría, está sobredimensionada para
los uso de la empresa.
Bueno… no es del todo cierto y mucho menos
dicho de esta manera.
Lo cierto es que la parte de hardware que
posee la inmensa mayoría de las empresas, SÍ
está sobredimensionada.
Está sobredimensionada, no porque así lo haya
pedido la empresa, sino porque es como está en el mercado… sobredimensionado.
En cambio del resto de tecnologías, las empresas
suelen pasar, estar desfasadas, no usarlas, no tenerlas, o no darles ni la más mínima
importancia.
No tienen webs corporativas correctamente
diseñadas. O con diseño de hace 20 años
Y las comunicaciones con los clientes, suelen
ser desfasadas, inexistentes e, incluso, siguen usando el fax.
A esto debemos sumarle que la gran enfermedad
de nuestra era está muy arraigada en muchas de las empresas: el cáncer de la
mediocridad.
Y la mediocridad impide actualizarse a las
empresas.
Impide que la empresa esté en el siglo 21.
Obliga a las empresas a tener mentalidad
ochentera.
Acciones comerciales poco innovadoras, que suelen
ser copia, de la copia, de la copia, de la competencia. Acciones caducas y
muchas veces desfasadas en una o más décadas.
Acciones comerciales que no funcionan
correctamente desde el minuto 0, pero se siguen usando durante meses y meses, “por si funciona”.
A más, estas acciones comerciales, por norma
general, descoordinadas entre los empleados de la empresa.
Los departamentos de las empresas están de
uñas entre ellos y a la mínima, si se descuidan, se clavar puñales envenenados.
La gente con talento no suelen durar más dos
años en la empresa, y en el mejor de los casos. Lo normal es entre seis meses y
un año.
En definitiva, realizar cambios tecnológicos
en estos momentos, no es la solución. No es necesario.
Debemos realizar un cambio de mentalidad
enfocado al trabajo en equipo de toda la empresa, no solo de forma
departamental.
Las empresas que quieren dejar de sobrevivir
y desean triunfar, deben empezar por cambiar su mentalidad, por el paradigma
del cambio de mentalidad.
¿Cambio
de mentalidad?
Este cambio de mentalidad implica el dejar de
competir entre departamentos.
Implica el no tener empleados mediocres
Implica tener empleados buenos y con talento.
Implica tener personal que sepa trabajar
realmente en equipo.
Implica que se potencie las buenas ideas.
Implica estar enfocados a la solución y el
servicio, no en buscar culpables.
Este cambio no debe darse desde la base hasta
la cúspide, si no todo lo contrario: desde Gerencia, pasando por jefes de
departamento y llegando a la última incorporación de la empresa.
Nunca en dirección contraria. Por eso se van
los buenos talentos. Se eternizan las tomas de decisiones.
Este cambio implica utilizar todas las herramientas
tecnológicas al alcance de los empleados.
Todos los miembros de la empresa deben estar
volcados a una mentalidad de empresa, de un único equipo.
Todos los miembros de la empresa deben estar
volcados únicamente hacia el servicio eficaz y eficiente para el cliente, no al
único objetivo del beneficio económico.
Los beneficios llegarán solos y de forma exponencial,
si se trabaja con el nuevo paradigma.
Para ello los empleados deben utilizar la
tecnología a su alcance para conseguir aumentar el efecto Wow! del cliente.
El comercial no debe hacer puerta fría; hace más
de tres lustros que dejó de funcionar este sistema.
La comunicación con los prospectos no deben
ser masivos, sino realizar contactos selectivos especializados.
Dirigidos con inteligencia hacia el Target, la
persona objetivo de la empresa cliente que tome la decisión.
Dirigido a la persona, con sus deseos y
necesidades, no a la empresa.
Pero sin dejar de ver el conjunto del target persona-empresa
El responsable de compras de los prospectos sabe
lo que quiere.
Lo buscan por internet, bien sea para hacer
consultas técnicas, conocer sólo de precio o para realizar la compra.
Esta búsqueda la realizan tanto desde el ordenador,
el portátil, la tablet, como desde el Smartphone, y desde cualquier ubicación y
momento.
La empresa debe adecuarse a los nuevos hábitos
de selección y compra de los clientes.
Adaptarse y renovarse (o reinventarse) o
morir sin haber intentado sobrevivir.
Utilizar esta misma tecnología ha estado
siempre al alcance del empleado.
Ordenador, portátil, Smartphone, suite
office, video conferencias, whatsApp, linkedIn, Facebook, Instagram, reuniones
telefónicas, teletrabajo, trabajos colaborativos externalizados,…
Las empresas tienen el hardware
sobredimensionado, pero la informática… escasa.
Sólo deben adecuar la nueva tecnología, que
hace más de una década que ha llegado, a los nuevos paradigmas de ventas de las
empresas.
Papá Vader
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