viernes, 21 de octubre de 2011

Jugando a Rol, siempre gano




“Jugando a Rol, siempre gano”. Esta es la típica frase del jugador novel, que dice llevar jugando más años que Matusalén, cuando en realizada ha jugado a aventuras gráficas, mal llamados Juegos de Rol en los Videojuegos.

Hace poco hablando con Transmetropolitan (http://quemando-cromo.blogspot.com/) me indicó que desde el blog de Rolitis Aguda ya hablaron de este tema. Todo surgió debido a que Sergi, nuestro Máster de D&D Básico (Ediciones Borrás), nos permite usar personajes duales; o sea, con más de una profesión. Estamos con un grupo más o menos estable y con ciertos años de experiencia (desde2 ó 3 años, hasta más de 30, como es mi caso), pero hice la broma de que si entra algún novel, podría pedir hacerse un mago-clérigo-guerrero, como en los videojuegos, por lo que no llegan a entender estos noveles el porqué no puede llevarlo. (y me ha pasado en otras partidas).

Todo esto venía por que recuerdo partidas gloriosas de jugadores de videojuegos que toman por primera vez el escabroso mundo del Rol; empezando por qué se debe investigar antes que atizar, que es mucho más fácil hacerse un personaje nuevo en medio de una partida, de los que suele creerse la gente y, sobretodo, porque debe interpretar. Recuerdo durante una partida ya muy lejana, que un jugador novel llevaba a un clérigo, que como no conseguía la información necesaria, saco el martillo de guerra y exclamo gritando “Te pego… Porque te tengo que pegar!!”. También recuerdo al típico “listillo” que en medio de un combate, soltó aquello de “¿con qué combinación puedo ganar fácilmente a mi enemigo?”… supongo, aun hoy, que se refería a la combinación de teclas para la típica trampa de ganar en PC.

Muchos de los jugadores de videojuegos, viendo la dificultad real de los juegos de rol, en especial la de interpretar y tener que interactuar con compañeros reales y jugar en equipo, desaparecen y no se les ve el pelo nunca más. Pero algunos, pocos, les llega a gustar en sobremanera este nuevo juego para ellos, El Rol, por lo que abandonan su obsesión por los videojuegos y se convierten en asiduos del Rol; alguien me dijo que la complejidad y dificultad de interactuar con otros jugadores, la amplitud de posibles direcciones a tomar y la imposibilidad de prever lo que hará el Máster, es lo que más les atrae.  Supongo que esto mismo es lo que rechazan el resto de videojugadores: demasiado complejo, no previsión de lo que hará el juego, no poder repetir para mejorar puntuación, no poder jugar en solitario y, parece ser el denominador más importante, no poder hacer trampas.

En algún sitio he leído hace poco que “la Vieja Guardia”, al inicio del Rol en España, hacíamos partidas de mucha acción y se sabía quien era el malo. No se si con esta definición se refiere a los “nuevos-viejos” jugadores que aparecían  en un club diciendo que llevaban el doble de tiempo jugando  del que realmente llevaban, especializados en partidas de pega-pega y mata-mata. Cuando yo jugaba allá a principios de los 80, las partidas eran de mucho investigar, desmontar y salvar trampas, resolver rompecabezas complejos y si al final te pegabas con alguien que creías que era el malo maloso, resultaba ser el esbirro de turno, con poca inteligencia, pero con muy mala leche. El buen Máster de aquella época, creaba a los Señores del Mal al estilo “Spectra”: todo el mundo sabía que existía, pero nadie sabía quién era. Además es lógico que se creara este tipo de malo maloso, ya que era la época gloriosa de 007 con Roger Moore y todas las películas de los malos ocultos tras el telón.

Después de “la Vieja Guardia”, después de un par de generaciones, en especial a principios de los 90, aparecieron los Máster que les encantaba meter partidas de tirar y tirar dados para todo, por lo que premiaban la poca interpretación frente a la suerte de los dados. En fin, ya contaré en otra ocasión más batallitas del abuelo Cebolleta. Pero los jugadores y Másteres de mucha acción, de saber de casi antemano quien es el malo de la historia y de muchos combates, son los del final de la 2ª generación y los de 3ª generación /entre 15 y 20 años). Lo que nosotros llamábamos “La Generación del Pega-pega, Mata-mata”. Desde la revista Nereid, estábamos constantemente denunciando esto y proponíamos aventuras al estilo antiguo, de investigación.

Saludos

Papá Vader.

sábado, 15 de octubre de 2011

La madurez Inmadura

 





Últimamente se dice mucho que los jóvenes de hoy tardan más en madurar que en épocas anteriores. Ser responsable y enfrentarse a las dificultades de la vida, parece ser que cada vez es un poco más difícil de encontrar. Algo que prestigiosos doctores en Psiquiatría denominan “Síndrome de Peter Pan”

¿Cómo se ha llegado a ello? Básicamente por una mala cualidad en la formación de la personalidad, cosa que se debería tener en cuenta la influencia de los padres, de los educadores y la del ambiente en el cual se educan los jóvenes. Algunas de estas malas influencias son: potenciar la comodidad, evitar todos los disgustos a los niños y darles todo lo que pidan inmediatamente.

Muchas personas inmaduras buscan constantemente el perfeccionismo. Pero en cuanto estas personas hacen alguna cosa mal, se llenan de angustia. Para llegar a la madurez es muy importante el entorno en el que se desarrolla la persona. Si el ambiente da cariño y se acepta a la persona tal como es, esta asimila los criterios sobre el bien y el mal, en caso contrario, la persona no sabe cuáles son las diferencias entre ambos conceptos. Esto últimamente es lo que predomina en nuestra sociedad, el desconocimiento de lo que está bien y lo que está mal

La madurez no se consigue de la noche a la mañana, ya que este proceso dura toda la vida. Siempre habrá que vencer los estados de ánimo o evitar el desanimo, intentar conocernos, para poder controlar la negatividad y evitaremos un sin fin de problemas. La necesidad de ser valorado y aceptado por el resto de personas que les rodea es tan fuerte, que pondrá toda su inteligencia y voluntad para ello. Esto es sintomático de una inmadurez clara.

En personas que no poseen una valoración y aceptación por el resto de gente que le rodea y es más intima, surgen la personalidad inmadura. Esta personalidad como faceta principal, la inseguridad y tiene los siguientes rasgos:
  • Sentimiento de inferioridad. Esto hace que las personas se comparen con los demás y que tiendan a ver lo negativo.
  • Angustia y nerviosismo.
  • Perfeccionismo.
  • Rigidez. La inseguridad lleva a aprender pocas cosas y a hacerlas constantemente, porque es lo que cada persona domina. Esta conducta puede provocar conflictos con los demás, ya que los demás tienen otras formas de actuar o de pensar.
  • Pesimismo: Miedo a equivocarse.
  • Inseguridad que conduce a la duda y a la indecisión. Los inmaduros dependen siempre de alguien o de las innumerables metas que se van marcando.
  • Obsesivos. Como estas personas “no pueden cometer fallos”, lo planean todo.
  • Elevada autoexigencia.
  • Extroversión. Las personas inseguras se vuelven hacia los demás, pero no se conocen a sí mismos.
  • Baja tolerancia a la frustración. El más mínimo contratiempo o contrariedad les hunde. Si alguien opina lo contrario que ellos, utilizan evasiones para el raciocinio de las respuestas.
  • Inestabilidad de ánimo.
  • Respuestas emocionales desmesuradas.
  • Susceptibilidad.

Como consecuencia de todo ello pueden aparecer obsesiones, depresiones, fobias y angustia.

Las pautas para aprender a ser maduros son:
  • Liberarse de temores y dudas. Olvidarse del “qué dirán”.
  • Aceptar la realidad positiva para potenciarla y la negativa para mejorarla.
  • Fomentar una sana autoestima personal.
  • Aprender a ver lo positivo de los demás.
  • Ser felices con las cosas buenas y sencillas de la vida.
  • Dominar los estados de ánimo.
  • Desarrollar aficiones gratificantes y enseñarles a saber “perder el tiempo” con los demás. Así  se evitar esa “avaricia” del tiempo y el estar continuamente realizando actividades productivas.
  • Aprender a relajarse. Es conveniente “ir despacio” por la vida para poder tranquilizarse por dentro.
  • Dedicar el tiempo oportuno a descansar. Dormir las horas suficientes. Hacer algo de ejercicio físico, pasear por el campo. El cansancio físico despeja la mente.
  • Valorar y aceptar a las personas tal como son.
  • Plantearse metas asequibles y constantes.
  • Entender que lo que cuesta vale y que la mayor parte de las cosas cuestan esfuerzo, a pesar de que los medios de comunicación digan lo contrario.
  • Potenciar el valor de la templanza frente al consumismo imperante. No es necesario tener de todo. La felicidad no está en “tener” sino en “ser”. Cuidar las cosas que uno tiene para que duren y no crearse necesidades.

En definitiva, podría decirse que los componentes fundamentales para poder llegar a ser maduro, a falta que cada cual quiera serlo, claro está, son:
  • Autoestima.
  • Aceptarse tal como uno es, incluyendo los defectos y lo que no nos gusta de nosotros mismos.
  • Desarrollo de la propia voluntad.
  • El autoconocimiento. Conocerse a sí mismo.
  • Saber valorar a los demás.
  • Aprender a ser libre (esto no quiere decir ser libertino) y responsable.
  • Fijarse metas asequibles de desarrollo personal y alcanzarlas.
Saludos.

Papá Vader.