Cuando yo empecé de pequeño con el maquetismo, era curioso ver lo
chapuzas que éramos todos, hasta que caía una revista del hobby en nuestras
manos. Esta acababa desgastada, con las hojas rotas, con los artículos que nos
lo sabíamos casi de memoria y con los nombres de los articulistas o del
maquetista como si lo veneráramos casi como si de un dios romano se tratase.
Esto era debido principalmente a que los pocos que se dedicaban a este
hobby, lo trataban cual alquimia. No soltaban prenda de sus técnicas ni de los
materiales utilizados (bueno…, algunos de los maquetistas actuales que escriben
en ciertas revistas, en especial de Wargames extranjeros, creyendo que el
lector es tonto, también lo hacen). Pero poco a poco, y gracias a la práctica,
aquellas revistas acababan llenas de anotaciones en lápiz o boli, indicando los
pasos intermedios que faltaban en el escrito, para poder realizar la maqueta o
técnica en cuestión. En esa época se veían en las revistas maquetas, dioramas y
alguna escenografía con unos acabados inmaculados (y no existía el Photoshop ni
nada similar), por lo que poco a poco, los que empezamos hace ya unos 35
añitos, nos fuimos autopuliendo para poder terminar nuestras obras con acabados
excelentes. Y todo a base de practicar, practicar, practicar. ¡Ah, sí! Y de
hacer pruebas, pruebas y más pruebas.
También es evidente que habían algunos que por el simple hecho de ver a
compañeros de escuela o instituto lo que hacían y tardábamos meses en hacer una
pieza, se ponía y en cuestión de una semana lo tenía terminado, sólo por el
simple hecho de poder decir “mira, ya lo tengo acabado y mucho antes que tu”.
Me reservo el comentario del acabado de estos trabajos, que sólo diré que eran
“demasiado poco” pulido y mal acabado, por hacerlo deprisa. Afortunadamente
esta gente realizaba una o dos piezas como mucho y lo dejaban; normalmente lo
dejaban diciendo “es demasiado fácil para mí” o “no tengo tiempo de hacer
chiquilladas como esta”. Y en esta época ya empezábamos a llamarlos
“cariñosamente” como “chapuzasman”.
Actualmente este tipo de trabajos pueden aprenderse a realizar de forma
más certera, gracias a los miles de tutoriales que podemos encontrar en
Internet explicando cómo poner el pincel, que pegamento usar, si se usa pintura
al agua o con disolvente, si la lima a usar de de cola de ratón o de meda caña,
si usar el pincel, el espray o el aerógrafo. Ahora el realizar un trabajo mal acabado, una chapuza
de forma mal dicha pero muy “cariñosamente”, ya no es por desconocimiento o por
querer terminar rápido el trabajo. Actualmente tenemos pinturas acrílicas que
en 5 minutos podemos volver a pintar encima; antes, con los esmaltes, cada
color debías esperar entre 24 y 48 horas antes de aplicar la primera sombra o
la primera luz, es por eso que se
tardaban semanas en hacer una maqueta, tenemos masillas que ya puedes lijarlas
o limarlas en media hora como mucho, tenemos todo un mundo de información de
cómo realizar este trabajo o aquella técnica, casi con una precisión
milimétrica (gracias, a la Sra. Tecnología llamada Internet),…
Pero desgraciadamente todavía nos podemos ir encontrando gente que pasa
de esto, no le importa como terminar sus trabajos y, lo más lamentable de todo,
que encima lo cuelgan en internet como si de una gran proeza y heroísmo sumo se
tratara, e incluso los ponen a la venta; eso sí, a precios de risa (que para mi
siguen siendo caros). Muy posiblemente, por la forma de trabajar en la vida del
ese maquetista, esa pieza sea una proeza suma, no lo discuto ni lo pongo en
cuestión, pero… yo creo que se debería aspirar a algo más.
Cuando nos ponemos a realizar una maqueta, sea a escala 1:1 (un arma,
por ejemplo), a escala 28mm para warhammer, a 20 ó 15mm para wargames o
simplemente a escala H0 para maquetismo ferroviario, tenemos que tener el
espíritu competitivo, pero el de competir contra nuestra anterior obra, no la
competición de terminar antes, no, sólo el hacer las cosas bien (ni excelente,
ni medianamente; simplemente: bien). Si el coche en miniatura que deseamos
hacer tiene un color determinado con una franja perfecta pintada sobre la
capota, se busca la manera de hacerla, bien por enmascaramiento (existen 2 ó 3
técnicas para ello, a lo poco que se me ocurran en este momento), o bien
comprando o fabricando una calcomanía. Lo último que se espera es que el autor
lo pinte a mano alzada, con un pincel grueso y de una única tirada, sin
rectificar el recorrido y anchura de la franja; pero “de haberlos haylos”. Este
mismo vehículo, se espera que tenga un acabado brillante, casi de cera de
coche, pero lo último que se espera ver es un coche mate, con arañazos del
propio pincel y con la pintura que ha manchado hasta las llantas de las ruedas.
Pues de ejemplos así en Internet, se pueden encontrar más de uno (y de 100
también). A los que nos gustan las maquetas, no estamos en contra de que esta
gente haga maquetas de forma dejada y sin miramientos, al contrario, que en
cuanto más hagan, mejor para ellos; de lo que nos quejamos es que lo “expongan”
como si fuesen piezas de ganador de concurso internacional y encima se regodeen
de ello, y lo peor es que, con ese tipo
de obras en la mano, sin una pizca de humildad en su alma, encima se dediquen a
criticar la obra de otros (sean mejores o peores, da igual) o, lo que es peor,
que encima se atrevan a dar “clases” o crear tutoriales de cómo hacer las
maquetas. No por favor, hacerlo en privado, enseñárselo a los amigos y, si tenéis
la gran suerte, que alguien con más experiencia os diga lo que habéis hecho mal
y como solventarlo para la próxima vez. Pero no, esta gente no sólo lo cuelgan
así, a la brava en Internet (al final empiezo a pensar que lo hacen adrede para
que nos siente mal la comida de hace un año, como mínimo), sino que cuando le
comentan de forma instructiva como mejorar la pieza, se mosquean, se cabrean y
empiezan a soltar insultos a doquier, cual mono babuino cuando tienen una pelea
entre miembros del clan por una comida, después de días sin haber probado un
miserable bocado. Tengo un amigo que a estos “gruñones y chapuceros” los llamó
Botchedhammers, y francamente me parece muy acertada la definición.
En cuanto a cómo trabajan estos Botchedmen, es de lo más variopinto,
desde utilizar alicates y martillos de carpintero, como herramientas de alta
precisión, pasando por pegar con Super Glue 3 telas y unir cables eléctricos.
Desde utilizar brochas del 20 para pintar detalles de casas, hasta utilizar la
navaja de campo para eliminar esa rebaba delicada sobre un detalle. Todo vale
con tal de terminar pronto. Usar herramientas es fundamental, pero por el mismo
esfuerzo y casi por el mismo precio, podemos tener herramientas más adecuadas,
como mini alicates de electricista, martillos de maquetista, taladros manuales,
cuters… Estas pueden será adquiridas en su mayoría, en simples ferreterías o en
tiendas de maquetismo, no costando más de 2 ó 4 € cada herramienta de las
indicadas; sólo se debe preguntar al dependiente, que debería asesorarte
gustosamente (ojo! Las tiendas del juego Warhammer, cuestan casi 5 veces más
que en otra tienda. Ejemplo: Un taladro manual de GW, la mitad de metal, la
mitad de plástico, a unos 13,- €, el mismo en una tienda de maquetismo 4,- € ¡y
trae lo mismo – 6 brocas, 2 portabrocas intercambiables y, lo más importante,
encima es todo de metal - ).
¿Os pensáis que el Botchedman sólo pertenece al Botchedhammer?
Nooooo... Desgraciadamente también existe en el Steampunk.
Cuando te adentras en el mundo de las armas y artefactos del Steampunk,
en especial cuando te adentras en Internet sobre este tema, te puedes encuentra
con autenticas filigranas que no entiendes como es posible que haya gente con
ese nivelazo en la faz de la tierra y, la foto justo que está al lado de esa,
en la cual te preguntas casi exactamente lo mismo, de como es posible que haya
gente con ese nivelucho en la faz de la tierra.
Los que hacen este tipo de trabajos, si es la primera vez que hacen un
attrezzo para su disfraz, tienen todo el beneplácito y el derecho del mundo para
que les salga así; se debe practicar y experimentar para poder aprender; nadie
nacemos ensañados, por eso lo mejor es acercarse a una juguetería y comprar la
pistola más barata que se encuentre y se le permite de todo, por supuesto. Pero
el Botchedpunk experimentado, también irá a la misma juguetería más cercana a
comprar la misma arma de niño, con una culata minúscula para la mano de un
adulto, o conseguir el típico rifle de niño de 10 años, que un adulto de 24
años quiere adaptar para que “parezca de verdad”. ¿No entienden que el tamaño
sí que importa? A veces creo que hay gente que no entienden que una persona
adulta, hecha y derecha, vestida con sus mejores galas de Steampunk (que ya
para gente de fuera parece un bicho raro disfrazado de carnaval), si encima se
pone en sus manos adultas una pistolita con una culata minúscula, más parece ir
disfrazado con la caricatura de un victoriano, que ir con el complemento de
alguien que va vestido y no disfrazado de Steampunk.
Si además a esta pistola le sumamos el hecho que han añadido un par de
engranajes, sin función alguna donde las ha colocado, con unas lucecitas cual
mini árbol de navidad portátil fuera de temporada, que ha enganchado un par de
“trastos” que ni el autor sabe para que podrían servir y que las ha puesto ahí
“porque quedan molonas”, si a todo ello le sumamos que todo, TODO lo ha
repintado de un color que él lo llama bronce (que más suele parecerse a oro
viejo, latón o, incluso en algunos casos, cobre), que lo oxida con tonos
marrones (el dipearlo con betún de Judea, que no falte, por favor) o incluso
naranjas (cielos!!!, me olvidaba decir que el óxido del bronce es el verde…),
si además le sumamos que ha sido pintado con pincel de pintor (de los pintores
de “Manolo y Manolo, S.L.”) , o en el peor de los casos con un pincel de los de
oleo, pero del 10 o del 12, es entonces cuando podemos contar las veces que el
“artista” ha pasado la brocha (si, a eso no se le llama pincel, se le llama
brocha), ya que se pueden contar sin ningún error de dudas las líneas que se
ven de cada una de las pasadas y repasadas.
Y una vez terminada, habiendo pintado TODA la pistola de
Bronce/Cobre/Latón, es cuando el observador de la fotografía se percata que las
rebabas del molde de la pistola no han sido eliminadas (un momento… ¿y la lima
de madera del quince que había en una de las fotos, al lado de la pistola antes
de pintarla, para que era?) y los agujeros de los tornillos no han sido tapadas
(¿Y la masilla? A si, para hacer bonito en la foto), estropeando aun más todo
el trabajo realizado (más si cabe, claro). Esto encima lo cuelguen en internet
y ponen como título “Raygun Steampunk”, y lo venden a 20 eurazos y, claro, el
que no sabe nada de la parte estética de este movimiento, se piensa que son
otros Cosplayers de 12 – 14 años que están haciendo sus pinitos con esto.
Querido observador, ¿no se ha dado cuenta que el “artista” tiene más de 24
tacos?
Pues bien, mis queridos contertulios, como últimamente se le ponen
nombres MMMpunk a todo lo que nos rodea, porque ser algo “punk” está de moda,
esto es lo que llevo un tiempo autodenominando Botchedpunk.
A todo el que empieza en la creación de attrezzo para el Steampunk
decirle que no se corte, háganlas, nadie se las prohíbe, es más, quien más y
quien menos las hemos hecho en nuestros tiempos mozos al inicio del hobby
(nadie nos hemos salvado, ¡de verdad de la buena!). Debemos aprender con la
práctica. Se hacen, se experimenta, y se entierran, se guardan o destruyen.
Cuélguenlas por internet y acepten las críticas y opiniones de otros que saben
más y lo suelen demostrar con obras de un nivel, aunque sea algo superior.
Pero los “Botchedpunk” repetitivos, por favor, dejen de colgar esas
muchas pistolas con la misma calidad, anunciándolas como lo mejor del mundo… Se
debe recordar que aunque parezca mentira hay cosas llamadas “Decoro”, “Seriedad”
y “Vergüenza Ajena”, y es lo que sentimos muchos de los que entendemos un poco,
aunque no sea de maquetismo y sólo de “Buen Gusto” (si, también hay quien sabe
de eso), cuando vemos esto colgado de algún blog o foro de internet con el
título de Steampunk. Y sobre todo, no intenten venderlas, ya que el comprador
pensará que todos en el Steampunk somos igual de “Botchedpunk”.
Papá Vader.
(“Remember to the man of the Blue Pistols”).
(“Remember to the man of the Blue Pistols”).
ResponderEliminar¿Como olvidarlo?
No, en serio, ¿como podemos olvidarlo?
Un buen artículo, en su línea y como es habitual.
Me río sólo con este buen artículo Sr. Burt, definitivamente "si es Nerf o nada", mejor nada. Saludos!
ResponderEliminarEste post sin fotos no vale nada xD
ResponderEliminarNo hay que ir muy lejos para verlos, en internet podemos ver, sin buscar en exceso, muy buenos ejemplos: pistolas de juguete de niño de 10 años, pintados de oro viejo, con capas de betún de judea, que falta empuñadura para una mano adulta, rifles de niño pequeño en manos de un adulto de 30, trabajos en los que se pueden contar las pinceladas dadas, o verse los goterones de pegamento, armas modernas que les ponen un par de engranajes y ya dicen que es steampunk,... Uf!! hay tanto que no sabría por donde empezar... X-DDD
Eliminar