Estando por andurriales de Internet, he leído que hay gente
que indica y aconseja a otros que se puede considerar arte o cultura y que no
se puede considerar, cual estandarte cultural del nuevo milenio, y gran
conocedor de los temas fuese.
Yo personalmente no me atrevo decirle a nadie que debe pensar,
que debe decir o que debe considerar cultura (y esto último es de lo que menos
me puedo atrever), pero un mínimo de coherencia, personalidad y saber tomar mis
propias decisiones, eso sí que puedo hacerlo, sin necesidad que nadie me lo
diga (y que conste que hay gente que se ha enfadado conmigo por eso mismo,
porque tengo criterio propio sobre las cosas y no hago ni digo lo que el
enfadado quería).
Estos seudoestandartes culturales pretenden hacer creer que
lo saben todo y que no necesitan a nadie que los asesore y que si de ellos
dependiese, rehacían completamente los libros de arte y cultura. Sin embargo
pertenecen a minigrupos que suelen ser segregacionistas y estar separados del
resto del movimiento cultural internacional. No, no estoy hablando de un movimiento
o hobby en concreto, sino de las aficiones en general. Y en los que más nos
podemos encontrar este tipo de personajes son en los movimientos contraculturales
y en los de habilidad manual, como en el hobby de miniaturas y dioramas. Se
rodean de pequeños corpúsculos de gente que hacen la ola cada vez que abren la
boca para decir algo y por ello se crecen cada vez más y cada vez más la dicen
más gorda (me refiero a la metedura de pata).
Pero empecemos por como reconocerlos. Estos “mandatarios” de
los minigrupos suelen haberse crecido tanto por su desmán de charlatanería,
consiguiendo hacer creer a su sequito que lo que dicen es totalmente cierto. Lo
primero que denotaremos es la prepotencia y la arrogancia. Prepotentes ya que
puede llegar a obligar a gente a hacer o decir cosas que él mismo no se atreve
decir, para no quedar en entredicho; y arrogantes ya que ante cualquier
metedura de pata son capaces de llegar a decir que la culpa no es suya, sino
del sequito que le rodea, y si estos se quejan, cambiar el discurso, pero con
la arrogancia de intentar hacer creer que el error siempre es de los demás,
nunca suya. Otro denominador común de los seudoestandartes culturales son los
enfados o pataletas infantiles que pueden llegar a coger, por que otros no
tienen su misma forma de pensar, llegando incluso a difamar al los Estandartes
Culturales reales, para parecer que ellos son los auténticos y los que “reciben”
todo el daño del mundillo; eso sí llorones, acusicas y quejicas, un montón (este me ha echo esto, aquel me ha dicho aquello,...). Estas pataletas, envidias y enfados muchas veces son
debidas a que no entienden porque hay gente que consigue logros personales y
consiguen difundir la cultura y hacerse un renombre; lo que realmente no quieren ver es que esto se consigue únicamente a base de trabajo, sudor y
esfuerzo. Y no lo quieren ver ya que ellos pretenden obtener lo mismo y mas sentados en sus poltronas, con mirada prepotente,
manos cruzadas tras la cabeza y con los pies sobre la mesa, esperan obtener lo
mismo o más sin trabajarlo, sin sudarlo y sin esfuerzo alguno, sólo por decir
que es quien es, mientras con mirada dictatorial, exigen a sus allegados que
les pongan sobre “su” mesa las medallas de los logros de estos, para poder autoimponérselas en su pecho. Como los
que logran triunfos y les otorgan medallas no son “sus” allegados, se enfadan y
sueltan frases como ' que
tiene “ese” que no tenga yo ',
' YO me lo merezco más que “ese” ', ' yo lo he
visto/pensado antes y por lo tanto soy el primero ', ' como lo mío
es mío, es mejor que lo de “ese” ', y otras perlas por el estilo.
Estos seudoestandartes culturales, que son capaces de
determinar incluso que es arte y que no lo es, como si poseyeran una
licenciatura en dicha especialidad, suelen auto proclamarse los abanderados de
la cultura, pero curiosamente no hacen ni un mínimo esfuerzo para potenciarla ni
promocionarla. Es más, llegan a enfadarse cuando ninguno de sus más allegados realiza
esta tarea en su nombre. Pero eso si, aunque este esfuerzo lo realice otro, perteneciente
a su minigrupo, exigirá que aparezca su nombre por delante de todos, cual capitán
que dirige a sus tropas como si hubiese estado en primera línea de fuego. Pero si por desgracia nadie del grupo lo hace
y otra persona, más conocedora del tema de fuera del minigrupo realiza esta
tarea, el enfado puede ser tan monumental que la compostura y la educación suelen
lucir por su gran ausencia, llegando a “rasgarse las vestiduras” porque otros
se han adelantado en lo que él iba a hacer.
Eso si este tipo de personajes no están solos en el mundillo
que le per toque, por lo que para evitar que los miembros de su minigrupo
puedan “fugarse” ante alguien que pueda ser realmente un estandarte cultural, no
autoimpuesto, crearán sus propias jornadas, sus propios eventos, ya que de esta forma evitarán presentarse a los eventos que están reconocidos culturalmente, llegando a desprestigiar a estos últimos hablado mal y despotricando todo lo que puedan y más sobre los miembros del staff del "otro" evento. Si a sus microjornadas no se presentan más que sus seguidores, pueden llegar a decir que
existe una conspiración judeo masónica en su contra (que no es lo mismo que en
contra del grupo, ¡ojo!).
Alguno de los lectores a estas alturas habrá notado la
estrecha relación que existe entre estos minigrupos y las repúblicas bananeras que
anteriormente ya traté en otro artículo. Pues sí, lo han notado correctamente,
ya que cuando algún miembro del minigrupo empieza a pensar por sí mismo y tiene
su propio criterio, los echan cual perro sarnoso fuera de su minicomunidad. Pero…
Ah! una vez iniciada la primera expulsión, es como si se hubiese rasgado el
velo que tienen los concubinos ante sus ojos y se inician las desbandadas progresivas
de los miembros de los minigrupos, llegando al final a quedar pocos (o ninguno)
que puedan dar fe de los peudoconocimientos de su líder.
Y cuando por fin alguno de los integrantes de algún
minigrupo se le ocurre una idea auténticamente cultural, todos se ponen de
acuerdo en que se debe hacer todo el
movimiento para generar en realidad esta idea. De repente todos hablan de hacer
esto, hacer lo otro, hacer lo de más allá, el seudoestandarte promueve la
iniciativa y anima a sus seguidores a que aporten más ideas, más trabajos a
realizar. Pero… ¿quién le pone el cascabel al gato? De repente todos los que
han estado hablando de hacer, empiezan a buscar escusas para no hacer,
empezando por el líder, el cual alega que él, mancharse las manos con este tipo
de trabajos, como que no, que sólo aportara su nombre, siempre que la idea se
plasme en algo positivo y bien hecho, si sale mal, ¡pobre del que ponga o
mencione su nombre!, llegando a declarar que él y su grupo (eso sí, su nombre
por delante de todos) se desvinculan de lo sucedido o de lo realizado. Pero no
sólo desaparecen para poder iniciar la actividad o “ponerle el cascabel al gato”,
sino casi lo más importante ¿Quién fabrica o compra el cascabel? Nuevamente todos
desaparecen y si el que ha tenido la gran idea se atreve a hacerlo (fabricar el cascabel y ponerselo al gato, todo él solito y sin ayuda de nadie), después de
termina la actividad en solitario, descubre que su nombre en último lugar en el cartel, en el que aparecen como organizadores sus "compañeros", que se han autoimpuesto medallas por doquier y casi
regaladas a peso, y que encima su nombre, no sólo está el último, sino que aparece como simple
colaborador; debido a este "desprecio" por parte de sus compañeros, dejará de hacer actividad alguna, por muy buenas
ideas que tenga… Y es así como se mata a “la gallina de los huevos de oro”.
Pero lo más importante de estos “seudoestandartes
culturales”, es la insistencia obsesiva de que todos los que del movimiento
cultural o hobby deben pensar, hablar, escribir y actuar de la misma forma que
ellos, aunque estén claramente equivocados, falten el respeto o estén en una
falta evidente de conocimientos culturales.
Así que, sin más que decir, sólo me falta daros un consejo: estad vigilantes y alejaros de los seudoestandartes culturales. Pueden ser dañinos para la salud.
Saludos.
Papá Vader
No hay comentarios:
Publicar un comentario