lunes, 16 de julio de 2012

[General] Los Seudo-Estandartes Culturales.



Estando por andurriales de Internet, he leído que hay gente que indica y aconseja a otros que se puede considerar arte o cultura y que no se puede considerar, cual estandarte cultural del nuevo milenio, y gran conocedor de los temas fuese.

Yo personalmente no me atrevo decirle a nadie que debe pensar, que debe decir o que debe considerar cultura (y esto último es de lo que menos me puedo atrever), pero un mínimo de coherencia, personalidad y saber tomar mis propias decisiones, eso sí que puedo hacerlo, sin necesidad que nadie me lo diga (y que conste que hay gente que se ha enfadado conmigo por eso mismo, porque tengo criterio propio sobre las cosas y no hago ni digo lo que el enfadado quería).

Estos seudoestandartes culturales pretenden hacer creer que lo saben todo y que no necesitan a nadie que los asesore y que si de ellos dependiese, rehacían completamente los libros de arte y cultura. Sin embargo pertenecen a minigrupos que suelen ser segregacionistas y estar separados del resto del movimiento cultural internacional. No, no estoy hablando de un movimiento o hobby en concreto, sino de las aficiones en general. Y en los que más nos podemos encontrar este tipo de personajes son en los movimientos contraculturales y en los de habilidad manual, como en el hobby de miniaturas y dioramas. Se rodean de pequeños corpúsculos de gente que hacen la ola cada vez que abren la boca para decir algo y por ello se crecen cada vez más y cada vez más la dicen más gorda (me refiero a la metedura de pata).

Pero empecemos por como reconocerlos. Estos “mandatarios” de los minigrupos suelen haberse crecido tanto por su desmán de charlatanería, consiguiendo hacer creer a su sequito que lo que dicen es totalmente cierto. Lo primero que denotaremos es la prepotencia y la arrogancia. Prepotentes ya que puede llegar a obligar a gente a hacer o decir cosas que él mismo no se atreve decir, para no quedar en entredicho; y arrogantes ya que ante cualquier metedura de pata son capaces de llegar a decir que la culpa no es suya, sino del sequito que le rodea, y si estos se quejan, cambiar el discurso, pero con la arrogancia de intentar hacer creer que el error siempre es de los demás, nunca suya. Otro denominador común de los seudoestandartes culturales son los enfados o pataletas infantiles que pueden llegar a coger, por que otros no tienen su misma forma de pensar, llegando incluso a difamar al los Estandartes Culturales reales, para parecer que ellos son los auténticos y los que “reciben” todo el daño del mundillo; eso sí llorones, acusicas y quejicas, un montón (este me ha echo esto, aquel me ha dicho aquello,...). Estas pataletas, envidias y enfados muchas veces son debidas a que no entienden porque hay gente que consigue logros personales y consiguen difundir la cultura y hacerse un renombre; lo que realmente no quieren ver es que esto se consigue únicamente a base de trabajo, sudor y esfuerzo. Y no lo quieren ver ya que ellos pretenden obtener lo mismo y mas sentados en sus poltronas, con mirada prepotente, manos cruzadas tras la cabeza y con los pies sobre la mesa, esperan obtener lo mismo o más sin trabajarlo, sin sudarlo y sin esfuerzo alguno, sólo por decir que es quien es, mientras con mirada dictatorial, exigen a sus allegados que les pongan sobre “su” mesa las medallas de los logros de estos, para  poder autoimponérselas en su pecho. Como los que logran triunfos y les otorgan medallas no son “sus” allegados, se enfadan y sueltan frases como ' que tiene “ese” que no tenga yo ', ' YO me lo merezco más que “ese” ', ' yo lo he visto/pensado antes y por lo tanto soy el primero ', ' como lo mío es mío, es mejor que lo de “ese” ', y otras perlas por el estilo.

Estos seudoestandartes culturales, que son capaces de determinar incluso que es arte y que no lo es, como si poseyeran una licenciatura en dicha especialidad, suelen auto proclamarse los abanderados de la cultura, pero curiosamente no hacen ni un mínimo esfuerzo para potenciarla ni promocionarla. Es más, llegan a enfadarse cuando ninguno de sus más allegados realiza esta tarea en su nombre. Pero eso si, aunque este esfuerzo lo realice otro, perteneciente a su minigrupo, exigirá que aparezca su nombre por delante de todos, cual capitán que dirige a sus tropas como si hubiese estado en primera línea de fuego.  Pero si por desgracia nadie del grupo lo hace y otra persona, más conocedora del tema de fuera del minigrupo realiza esta tarea, el enfado puede ser tan monumental que la compostura y la educación suelen lucir por su gran ausencia, llegando a “rasgarse las vestiduras” porque otros se han adelantado en lo que él iba a hacer.

Eso si este tipo de personajes no están solos en el mundillo que le per toque, por lo que para evitar que los miembros de su minigrupo puedan “fugarse” ante alguien que pueda ser realmente un estandarte cultural, no autoimpuesto, crearán sus propias jornadas, sus propios eventos, ya que de esta forma evitarán presentarse a los eventos que están reconocidos culturalmente, llegando a desprestigiar a estos últimos hablado mal y despotricando todo lo que puedan y más sobre los miembros del staff del "otro" evento. Si a sus microjornadas no se presentan más que sus seguidores, pueden llegar a decir que existe una conspiración judeo masónica en su contra (que no es lo mismo que en contra del grupo, ¡ojo!).

Alguno de los lectores a estas alturas habrá notado la estrecha relación que existe entre estos minigrupos y las repúblicas bananeras que anteriormente ya traté en otro artículo. Pues sí, lo han notado correctamente, ya que cuando algún miembro del minigrupo empieza a pensar por sí mismo y tiene su propio criterio, los echan cual perro sarnoso fuera de su minicomunidad. Pero… Ah! una vez iniciada la primera expulsión, es como si se hubiese rasgado el velo que tienen los concubinos ante sus ojos y se inician las desbandadas progresivas de los miembros de los minigrupos, llegando al final a quedar pocos (o ninguno) que puedan dar fe de los peudoconocimientos de su líder.

Y cuando por fin alguno de los integrantes de algún minigrupo se le ocurre una idea auténticamente cultural, todos se ponen de acuerdo en que  se debe hacer todo el movimiento para generar en realidad esta idea. De repente todos hablan de hacer esto, hacer lo otro, hacer lo de más allá, el seudoestandarte promueve la iniciativa y anima a sus seguidores a que aporten más ideas, más trabajos a realizar. Pero… ¿quién le pone el cascabel al gato? De repente todos los que han estado hablando de hacer, empiezan a buscar escusas para no hacer, empezando por el líder, el cual alega que él, mancharse las manos con este tipo de trabajos, como que no, que sólo aportara su nombre, siempre que la idea se plasme en algo positivo y bien hecho, si sale mal, ¡pobre del que ponga o mencione su nombre!, llegando a declarar que él y su grupo (eso sí, su nombre por delante de todos) se desvinculan de lo sucedido o de lo realizado. Pero no sólo desaparecen para poder iniciar la actividad o “ponerle el cascabel al gato”, sino casi lo más importante ¿Quién fabrica o compra el cascabel? Nuevamente todos desaparecen y si el que ha tenido la gran idea se atreve a hacerlo (fabricar el cascabel y ponerselo al gato, todo él solito y sin ayuda de nadie), después de termina la actividad en solitario, descubre que su nombre en último lugar en el cartel, en el que aparecen como organizadores sus "compañeros", que se han autoimpuesto medallas por doquier y casi regaladas a peso, y que encima su nombre, no sólo está el último, sino que aparece como simple colaborador; debido a este "desprecio" por parte de sus compañeros, dejará de hacer actividad alguna, por muy buenas ideas que tenga… Y es así como se mata a “la gallina de los huevos de oro”.

Pero lo más importante de estos “seudoestandartes culturales”, es la insistencia obsesiva de que todos los que del movimiento cultural o hobby deben pensar, hablar, escribir y actuar de la misma forma que ellos, aunque estén claramente equivocados, falten el respeto o estén en una falta evidente de conocimientos culturales.

Así que, sin más que decir, sólo me falta daros un consejo: estad vigilantes y alejaros de los seudoestandartes culturales. Pueden ser dañinos para la salud.

Saludos.
Papá Vader

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