miércoles, 9 de enero de 2013

Gente Tóxica



Hoy he terminado de leer un libro muy interesante, que recomiendo a todos el leerlo. Se trata de Gente Tóxica, del psicólogo Argentino Bernardo Stamateas. Intentaré hacer un resumen (algo muy difícil para mí sobre este libro, francamente, ya que todo él es perfecto para comentar), aunque insisto que a la primera oportunidad podáis leerlo.


La gente tóxica siempre ha existido, pero sólo ahora sicólogos y siquiatras están profundizando más en el estudio de este tipo de personajes que, muchas veces, contaminan nuestras vidas o espacios de trabajo y terminan por afectarnos física o mentalmente.
El ‘tóxico’ puede ser cualquiera: un compañero de trabajo, un amigo, un hermano, alguno de los padres u otro familiar o ser próximo.



Un libro en el que te explica como detectar a gente que no te deja avanzar, por medio de imposiciones, difíciles de detectar si no te avisan, o que posiblemente has estado tan intoxicado por ellos, que te has acostumbrado a hacer lo que ellos te dicen.



Existen una serie de Tóxicos preestablecidos, diferenciados por su forma de actuar.



El primero en aparecer es el Meteculpas,

El Meteculpas es aquel que se dedica a echarnos la culpa de todo lo que le pasa a él, para que podamos solucionarle los problemas, consiguiendo que al poco tiempo lleguemos al autorreproche y a no hacer nada para que no le pase nada malo a él… Cuando la realidad es que ellos son los únicos que se meten en los líos y los que deben aprender a salir de ellos. A estos, aunque lloren y pataleen, la solución es aprender a decirles "NO”.



Los envidiosos son los siguientes.



El ejemplo nada más empezar a leer este capítulo es clarificador:

Una serpiente estaba persiguiendo a una luciérnaga.

Cuando estaba a punto de comerla, ésta le dijo:

‘¿Puedo hacerte una pregunta?’. La serpiente respondió

‘En realidad nunca contesto preguntas de mis víctimas, pero por ser tú te lo voy a permitir’.

Entonces la luciérnaga preguntó:

‘¿Yo te hice algo?’, ‘No’ respondió la serpiente.

‘¿Pertenezco a tu cadena alimenticia?’ preguntó la luciérnaga.

‘No’ volvió a responder la serpiente.

‘Entonces, ¿por qué me quieres comer?’ inquirió el insecto.

‘Porque no soporto verte brillar’, respondió la serpiente”.



Realmente este capítulo está lleno de fábulas clarificadoras, como:

Había un rey que quería saber qué era peor, si ser tacaño o ser envidioso; entonces tomó a dos personas y les dijo: ‘A uno le daré todo lo que me pida pero al otro le daré el doble.’ Entonces el envidioso dijo: ‘A ver si entendí bien rey, ¿todo lo que te pida me lo darás pero al otro le darás el doble?’, ‘Sí’, dijo el rey. Entonces le dijo el envidioso al avaro: ‘Pida usted primero’; ‘Faltaba más’, dijo el avaro, ‘primero están los caballeros.’ Que sí, que no; entonces el envidioso dijo: ‘De acuerdo, yo pido primero: ¡que me saquen un ojo!’ “.



Realmente, la envidia es un sentimiento destructivo de alguien que pretende quitarte lo que has logrado. Si eres un hombre de éxito, siempre te perseguirán.



O este otro, muy clarificador entre un grupo en el que convivan múltiples envidiosos entre ellos:

Había un hombre vendiendo cangrejos en la playa. Tenía dos cubos llenos de animales vivos: uno estaba cubierto con una malla y el otro tapado. Una mujer le preguntó: ‘¿Por qué tapó un cubo y el otro no?’ Entonces el vendedor respondió: ‘Porque vendo dos tipos de cangrejos: japoneses y argentinos. El cangrejo japonés siempre trata de salirse del cubo; cuando no lo consigue, los demás hacen una cadena, se apoyan unos a otros y así todos logran salir, por eso tuve que ponerle una tapa. Los cangrejos argentinos también tratan de escaparse, pero cuando uno intenta saltar, los de más abajo lo agarran y así ninguno escapa’ “.



Una buena frase es la usada en alguna ocasión Napoleón, cuando dijo “La envidia es una declaración de inferioridad”.



Para poder “escaparse” de la gente envidiosa, justo cuando tu estima y tu yo estén seguros de sus capacidades y habilidades, cuando hayas determinado que nada te moverá del objetivo a seguir, nunca nadie más te despertará envidia. Ese es el momento preciso de superar a estos tóxicos.



Se debe tener en cuenta que todos y cada uno de nosotros tenemos que tener muy claro que nuestra búsqueda personal es la que le dará el sentido a nuestra vida; nuestras metas y nuestros objetivos serán los que nos aten a nuestro destino; nuestros sueños y nuestro propósito enfocarán nuestra energía y nuestra acción. Sin tener claro esto, cualquier tóxico nos podrá arrebatar aquello que es exclusivamente nuestro: nuestra personalidad, nuestra felicidad. 



El que nos descalifica con palabras siempre tratará de buscar amigos, aliados: hablará con otros para envenenarlos, porque el envidioso no quiere que triunfemos y querrá hacernos su aliado para que enfermemos. Tanto el que nos intenta envenenar como el que nos descalifica tratarán por todos los medios de que no alcancemos nuestros sueños, nuestras metas. Ellos se encargarán de boicotear cada uno de nuestros proyectos. Su lema es: "Si yo no puedo, él tampoco." No les tengamos pena ni rencor, ya que el que te descalifica y calumnia, probablemente no puede tener el mismo brillo que tú, por eso lo hace.



Ante estas personas, debemos cambiar nuestra manera de pensar, cambiar nuestra manera de sentir, y si lo hacemos, entonces también cambiamos nuestra manera de decidir y por ende de recibir.

• Un exitoso no se mide por la cantidad de gritos que da, ni por el lenguaje que utiliza sino por su manera de pensar.

• Un exitoso se distingue por sus pensamientos.

• Un exitoso nunca envidia, porque tiene puesta su mente en su propósito y en sus sueños.





Ahora le toca el turno al descalificador.



Son aquellos que aprovechan la mínima ocasión para intentar despreciar, descalificar todo lo que hagamos, lo que digamos. Es aquel que constantemente nos dice:

• No sirves.

• No puedes.

• Ten cuidado.

• No llores.

• No seas tonto.

• No te muestres débil.

• ¡Qué inútil!

• Eres culpable de lo que pasa.

• Eres molesto.

• Es demasiado para ti.

• Eres rebelde.

• Cállate la boca.

• Haragán.

... y terminan convirtiéndose en creencias que asumimos como tales y que no nos animamos a refutar.



Es curioso poder observar como en la NASA existe un cartel que dice: "Está comprobado que el abejorro, aerodinámicamente, no puede volar por su peso, tamaño y cuerpo; sólo que él no lo sabe". Esto va en relación directa contra la gente tóxica descalificadora, ya que en reiteradas ocasiones estos seguro que a más de uno nos dijeron que no éramos capaces, que no servíamos; sin embargo, si tenemos actitud de aprender y de refutar lo que una vez aceptamos sin cuestionar, todo nuestro potencial será puesto en marcha y los mejores éxitos tendrán nuestro nombre.





El agresivo verbal.



Los agresivos verbales son personas difíciles, complicadas, seres que minuto a minuto obstaculizan nuestra existencia, que pareciera encuentran placer en hacernos difícil la convivencia o nuestro trabajo. Sus contestaciones filosas y agudas nos sorprenden, nos dejan mudos, "sin palabras." Establecer una comunicación con este tipo de gente nos deparará tener que controlar nuestros más bajos instintos.

Estoy totalmente seguro de que al leer estas líneas algún nombre ya tendrás en mente: un jefe, un padre, un familiar, un amigo, una pareja, un conocido… y si miramos con atención foros y Facebook, muchos más.



Los agresivos verbales querrán tener la razón a toda costa, que lo que digan, aun siendo mentira, sea una realidad y una gran verdad. Son aquellos que siempre negarán todo, en especial lo que hagamos, despreciándolo y denigrándolo. "Las palabras que no van seguidas de los hechos no sirven para nada". Demóstenes



Querrán ejercerá su poder a partir de:

• Los gritos.

• La incontinencia verbal.

• Los malos tratos.

• La desvalorización continua de sus semejantes.



Los agresivos verbales son:

• Iracundos.

• Agresivos.

• Manipuladores.

• Ambivalentes.

• Inestables.

• Sarcásticos.



Ofensas, insultos y agresiones nos bombardean a diario. Hay diálogos que desde que comienzan nos indican que estaremos a punto de atravesar una nueva situación de stress. Sin embargo, si somos inteligentes y astutos podremos mantenerlos en su territorio. Para poder eludir a este tipo de tóxicos, se deben dar respuestas hábiles que podrá desarticular al agresor, obligándolo a retroceder en sus ofensas. En primer lugar, cuando te agredan, contesta algo incoherente y no des valor a la agresión. Por ejemplo, si el agresor te dice: "Pero qué mal que estás vestido", se puede responder una incongruencia como: "Ya lo decía mi abuela, tanto va el cántaro a la fuerte que al fin se rompe". Y si te pregunta: "¿Qué quieres decir?", podemos responderle: "Ya entenderás, piénsalo".



No debemos permitir que nadie ni nada nos ofenda. El violento verbal debe saber que nos respetamos, y que bajo ninguna circunstancia permitiremos ni el abuso ni el maltrato. No debemos perder la calma, ya que si nos ofendemos, nos desenfocamos del objetivo; si nos concentramos en las emociones y en los demás, perderemos de vista nuestra meta. Nuestra vista no debe apartarse de nuestro sueño. El objetivo del violento verbal es entrar en nuestro círculo afectivo, porque sabe que si lo logra tendrá autoridad para dirigir nuestra mente y nuestras emociones.



La historia de Gedeón, un guerrero de la antigüedad, cuenta que debía pelear contra un pueblo poderoso. Hete aquí que cuando hizo el recuento de sus soldados se dio cuenta de que tenía sólo 32000 hombres, y que muchos de éstos no eran aptos para la guerra. Al comunicarle la información a su jefe, éste le dijo: "Despide a los que tienen miedo", a lo que Gedeón respondió: "Señor, ¿por qué?, el ejército enemigo es muy poderoso en número y armamento". Entonces su superior le dijo: "Porque cuando vayas a la guerra te abandonarán". Entonces Gedeón hizo sus averiguaciones y, tras sus acciones, quedaron en su ejército sólo unos miles de soldados. Entonces su jefe le volvió a hablar y le dijo: "Con éstos tampoco podrás ir a la guerra porque la mayoría es cobarde. Diles que tomen agua. Los que lo hagan como soldados, serán los valientes que irán contigo; los que la beban como perros, deberán volverse a casa." Entonces Gedeón dio la indicación y despidió a los que bebieron como perros. En su ejército quedaron sólo trescientos hombres. A la guerra fue sólo con ellos y ganó.

Esta es una historia acerca de las elecciones generadoras de éxitos y de fracasos.





Uno de los interesantes: El Falso.



No creo que haga mucha falta indicar que tipo de personaje es el falso, el Doblecara. Es muy parecido al agresor verbal. Y su “eliminación” es también muy similar: La seguridad interior.



Mae West decía: "Tu verdadera seguridad eres tú mismo. Sabes que puedes lograrlo y eso nunca lo podrán controlar".



El problema de muchos es que siguen el patrón de vida de muchos otros, de los tóxicos, pero no saben a dónde van a llegar. Sólo la potencia de tu sueño hará que sientas correr la sangre por tus venas, te hará sentir vivo y dará rumbo a tu vida y a tu discurso. Lo primero que te sucederá desde el momento en que te capacites para triunfar es que pasarás de ser una persona productiva a ser una persona con estima. Entonces habrá cambios notables en tu vida y en la organización de la misma:

• Lo que no funcionaba, comenzará a funcionar.

• El negocio a punto de cerrar, resurgirá de sus cenizas, cual ave fénix.

• No dependerás afectivamente de nadie para llegar al objetivo.

• Comenzarás a declarar públicamente tus sueños y no tendrás vergüenza de ellos.

• Hablarás, te pararás y actuarás como si ya fueses un campeón. No importará que estés en el comienzo de la recta, te moverás como si ya tuvieses el premio.

• Aplicarás el principio de la asociación, y lo mejor se añadirá y se unirá a tu propósito, y lo que no sirve quedará en el camino.

• Serás un "mejorador" y todo lo que pase por tus manos será perfeccionado y exitoso.





Y ahora le toca el turno a mi preferido: EL PSICÓPATA.



Los psicópatas son expertos en la mentira y en los engaños, y tienen como fin traicionar y arruinar la vida de su víctima. No son antisociales a simple vista, ni muchísimo menos, sino que se caracterizan por su capacidad de adaptarse y alterar su forma de ser, rápidamente.

• Muestran una imagen que en realidad no tienen y que ellos mismos inventan: necesitamos estar atentos con los que cuidan en un grado exacerbado su apariencia. Observemos si su interior coincide con su exterior.

• Son personas que no aman a nadie: aprendamos a mirar no lo que dice la gente, sino sus conductas. Cuando lo único que alguien quiere es poder, estamos frente a un psicópata.

• Los otros sólo le servirán al psicópata para alcanzar más poder; los psicópatas aparecerán cuando el éxito llegue a nuestra vida, pobre y desconocido no le resultamos de utilidad. Si logramos algo, esta persona tóxica querrá ponerse en contacto con nosotros para robarnos y destruirnos.

• Siempre se ofenden por todo. Nos intentarán manipular diciendo: "¡Lo que me dijiste me dolió mucho, no me lo merezco!".

• "Van y vuelven" todo el tiempo: ten cuidado con el que habla mal de otra persona porque mañana hablará mal de ti a otros.

• Adoptan máscaras de espiritualidad y religiosidad: un psicópata no sólo vive dentro de su casa sino que trabaja, va al club, practica hobbies, hace lo que hacemos todos y aún más, a veces dicen ser devotos de su congregación, de la Iglesia.

• Son resentidos y amargados: los psicópatas tienen su visión personal de los hechos. Son intocables y nadie puede decirles ni sugerirles nada; si lo haces te dirán: "A mí nadie me dice lo que tengo que hacer, yo tengo mi visión, mi punto de vista". Puede ser cualquiera de nuestros amigos mientras le sirvamos para su misión y sus objetivos; pero cuando en algún momento le digamos que "no" a algo que nos pida, se lanzarán contra nuestra vida.



El psicópata es un experto en el arte de usar máscaras, manipular, mentir y engañar sin escrúpulos. Debemos recordar también que los psicópatas suelen ser individuos sumamente locuaces: siempre tienen a flor de piel respuestas rápidas, tienden a ser muy convincentes, saben expresarse con encanto y son capaces de "vendernos" cualquier realidad que obviamente los haga quedar bien a ellos. Seguro que recordamos a más de uno que ha pasado por nuestras vidas con este perfil.



Su meta permanente es buscar el poder y el control de todos los que están a su alrededor; esa necesidad lo convierte en un ser incapaz de comprender que haya personas que tengan ideas diferentes a las suyas. Y si agregamos a estas conductas el hecho de que el psicópata considera al otro como simple objeto, entenderemos por qué se le hace tan sencillo maltratar, lastimar y abusar de los demás, sintiéndose con pleno derecho a hacerlo con impunidad.



En resumen el psicópata es:

• Sumamente egocéntrico.

• Orgulloso: posee una autoestima muy elevada.

• Manipulador.

• Mentiroso.

• Cruel.

• Agresivo.

• Caprichoso.

• Antisocial.

• Muy impulsivo.

• Ilógico y sin capacidad de autocontrol.

• Irresponsable.

• Carente de empatía.

• Incapaz de sentir pena o arrepentimiento.

• Calmo aún en situaciones extremas.

• Indiferente a las consecuencias.

• Incapaz de detectar el sufrimiento humano.

• Alguien que considera que el otro es simplemente un objeto.

• Muy observador.

• Desvergonzado.

• Capaz de adaptarse y cambiar de forma rápidamente, donde antes decía una cosa, ahora dice lo contrario, cuando antes vestía de una forma, ahora viste con otro estilo.

• Por lo general, muy elocuente y convincente.

• Muy superficial.

• Frío.

• Incapaz de mantener lazos con ninguna persona salvo por interés.



"Si me engañas una vez, tuya es la culpa; si me engañas dos, es mía". Anaxágoras, filósofo griego.



Para librarnos de los que ya han conseguido hacernos daño, tienes que perdonarlos; el enojo está, pero debemos perdonarlos; sacar a la gente tóxica que permanezca en nuestro círculo afectivo y dejar entrar a los mentores que están esperando, a nuestras conexiones de oro, a los que nos acercarán a nuestro propósito. Los psicópatas se arruinan solos, no nos preocupemos.



"Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo". Abraham Lincoln.





Ahora le toca el turno a uno muy abundante: El mediocre.



El mediocre es aquel que no aspira a más de lo que ya es, a más de lo que le han dicho que debe ser. El mediocre es aquel que hará lo indecible para que no seamos más que él, que no hagamos más que lo que quiere hacer, para que seamos como él considera que demos ser. Nunca más que él, sino igual o inferior a él.



Einstein, entre otras frases también geniales, citaba: "El mundo que hemos fabricado como resultado del nivel de pensamiento que hemos utilizado hasta ahora crea problemas que no podemos solucionar con el mismo nivel de pensamiento en el que los creamos". Y su nos paramos a pensarlo bien, tenía una gran razón. Somos los únicos culpables, pero también los únicos y geniales solucionadores.



Pero resulta ser que cuando revisamos nuestra historia nos damos cuenta de que nos hemos detenido en un estanque, y de que esa quietud no es la situación propicia para la productividad, la acción y los resultados extraordinarios.

Emprendamos  la revisión correctiva para dejar atrás lo obsoleto, lo que nos detiene, y avancemos hacia lo que sí nos dará nuevos resultados.



¿Quién no se encontró alguna vez con un compañero en el Trabajo, en la escuela, en la universidad, que nos dijo:

• ¿Para qué vas a estudiar más, si con un 5 es más que suficiente?

• Conozco a alguien que nos puede conseguir el título sin exámenes.

• No te preocupes, yo sé de alguien, que apenas tengamos el título, nos hace entrar

• ¿Para qué te vas a esforzar? ¿por lo que te pagan?

• jNo te esfuerces más! Total el dinero se la llevan ellos.

• Tengo a alguien para presentarte, dile a tu pareja que tienes mucho trabajo. ¿Qué te va a pasar por una vez?

Mediocridad, mediocridad, mediocridad. Todo esto hace referencia a relaciones interpersonales con calidad menos cero, a mandatos imperativos o explícitos que rigen nuestras conductas y nos hacen errar el blanco. Vives en el eterno letargo, sin hacerle mal a nadie, sólo a ti mismo.



"Los espíritus mediocres condenan generalmente todo aquello que no está a su alcance." Francois Alexandre, duque de la Rochefoucauld-Liancourt



Lo que sí que es cierto, y esto, aunque está en el libro, es de lógica aplastante, es que unirte a gente mediocre es unirte a gente tóxica, sin darte cuenta de que el aire enviciado entra por tus poros, por la dermis, y te enferma.



"Los seres más mediocres pueden ser grandes sólo por lo que destruyen”. André Maurois



Cierto es que no sólo ante los mediocres, sino como una actitud frente a la vida, a nuestro avance a nuestro progreso, es que debemos confiar en nuestro instinto y no nos debemos detener en ningún momento. Y si nos equivocamos, nos levántanos y volvemos a seguir adelante. Sabemos que la verdad es aquella que nos lleva a los resultados extraordinarios, a estrategias que nos acercan a la meta y nos motivan a un compromiso de alcanzar mayores logros.



Por elo, debemos ponernos nuevas metas y cumplirlas.

• Hagamos todo con mayor calidad y eficiencia.

• Seamos puntuales en nuestras reuniones y en todo lo que hagamos.

• Convirtámonos en nuestro propio jefe y quien evalúa nuestros resultados.

• Cuidemos los detalles, incluido nuestro aseo personal

• No perdamos tiempo en tratar de demostrar nuestras opiniones.

• Crear y renovarnos cada día.

• No sigamos a la manada

• Miremos el sueño completo, nos dibujamos dentro de él mismo y no nos detengamos hasta alcanzarlo.

• No seamos perfeccionista, seamos excelentes.

• No nos corrompamos.

• Démosle siempre una vuelta de tuerca a las circunstancias, preguntándonos: ¿cómo lo haría él? ¿y si yo también lo intentara así?

• Seamos agradecidos.

• Seamos responsables.

• Preguntémonos: ¿con qué lente estoy mirando mi vida? "No vemos las cosas tal y como son; las vemos tal y como somos".





Otro de los tóxicos que siempre nos rodean: el Chismoso.



El chismoso es el que viene contándote cosas de otros, en la mayoría de los casos patrañas, imaginaciones suyas, o simplemente mentiras mal intencionadas, para que hagamos lo que realmente él sea que hagamos.



Los chismosos son personas que no toleran el silencio, por eso es importante para ellos hablar de siempre de algo.



Ante un chismoso, lo que podemos hacer es:

• No creer lo que nos dicen ni seguir comentándolo.

• Buscar el error de la información; eliminar los elementos burdos o sin sentido.

• Explicar por qué la gente cree en los rumores.

• Volver a la credibilidad de las fuentes oficiales. Si deseamos acabar con el rumor hay que hablar con la autoridad o la fuente con quien está relacionado el chisme.

• Evitar la ociosidad que propicia la concentración de chismosos.

• Tengamos en cuenta que hay ciertas noticias que es preferible comunicarlas por escrito.

• Advertir acerca de las consecuencias y las secuelas que dejan los chismes.

• Si alguien nos comenta algo acerca de otro, no debemos ir a decírselo.

• Ofrecer, constantemente, información lo más exacta posible.

• Dar rápidamente las noticias, antes de que se conviertan en chismes, y tratar de que lleguen a todo el mundo.



Como le dice El Quijote a Sancho: “si ladran, mi querido Sancho, ¡es porque nos estamos moviendo!; o sea, si hablan, rumorean, ¡es porque algo estamos haciendo y bien!, de lo contrario, seriamos indiferentes para la multitud. "Por nuestros frutos se nos conocerá". Si nos detenemos a dar explicaciones o a tratar de entender los rumores, nos desviaremos de nuestro objetivo.



A los rumores sólo nosotros podremos darle vida si les prestamos más atención de que la que se merecen.





Uno de los tóxicos que muchos hemos sufrido en carnes: el jefe autoritario.



"Lo peor es educar por métodos basados en el temor, la fuerza, la autoridad, porque se destruye la sinceridad y la confianza, y sólo se consigue una falsa sumisión." Albert Einstein.



Un buen jefe nunca deberá competir con sus subordinados; debe superar sus propios records, no el de los demás.





Mi segundo preferido: el neurótico.



La frase preferida del neurótico: “Si no os gusta como soy, cambiad vosotros”.



La persona neurótica es:

• Perfeccionista.

• Conflictiva.

• Agresiva.

• Culposa.

• Inhibida.

• Inteligente.

• Extremista.

• Egoísta.

• Infantil.

• Pero, por sobre todas las cosas, el neurótico es un excelente jugador.





El manipulador.



El único objetivo del manipulador es la destrucción y, para obtenerla, aplicará distintas técnicas:

• Acoso moral: se da cuando el manipulador nos grita o insulta, a solas o en grupo, asignándonose tareas imposibles de lograr, atacando o descalificando lo que hacemos o decimos.

• Maltrato verbal: es el que ejerce mediante amenazas o calumnias, destruyendo nuestra reputación, aislándonos de otras personas, presionándonos para que cambiemos de horarios, sueldos o tareas atacando nuestras convicciones, poniéndonos gente en contra o difundiendo chismes acerca de nosotros.



Para no ser manipulados, debemos:

• Conocernos.

• Alejarnos de quien viene a robarte.

• Aprender a escuchar las voces de nuestra conciencia. Es muy sábia.

• No aislarnos

• Evitar reaccionar con ira. Eso es lo que quiere el manipulador.

• No abrir nuestro corazón a cualquiera. Hay cosas que son personales, no tenemos qué contárselas a nadie.

• Elegir nuestra dignidad antes que la amabilidad.

• Aprender a decir "no".

• No ser dependiente.

• Evitar justificar las acciones de otros.

• Liberarnos de los sentimientos como:

- Culpa.

- Vergüenza.

- Angustia.

-Odio.

- Rencor.

• No dejar que nadie nos meta prisa.

• Evitar prestar o pedir dinero.

• No ser confiado en demasía.

• Evaluar nuestras relaciones.

• Perdonar y sigue adelante.





El orgulloso o narcisista.



La única regla que tiene el orgulloso es “primero yo, luego yo y después yo”.





El quejoso.



Este personaje siempre se queja de todo. Si llueven se molestan, si sale el sol también, si los saludas de mala gana se enfadan, si los saludas amablemente les fastidia. El tema es quejarse, encontrar un motivo para pensar que el mundo está en contra de ellos y que nadie es capaz de entenderlos.



El quejarse es producto de una acumulación de emociones reprimidas actuales y pasadas, muchas veces por no decir nada, y otras tantas por hablar en demasía. En la sociedad en la que vivimos hay muchas personas que se quejan todo el tiempo. Necesitamos romper con esas costumbres, ese mal hábito, y ser libres de ese parloteo continuo que sólo nos trae más dolores de cabeza.



Reconoceremos a un quejoso por:

• Pierde su tiempo en anécdotas y cosas pasadas.

• No tiene sueños, metas, ni propósitos.

• Siempre espera que otro resuelva su vida.

• Es dubitativo, reiterativo y limitado

• Tiene una mente cerrada.



El quejoso no hará lo que hace la gente con éxito, ya que:

• La gente con éxito valora su tiempo y sabe que el tiempo de la queja es un tiempo perdido.

• La gente con éxito aprende, se instruye permanentemente.

• La gente con éxito sabe concentrarse en su proyecto.

• La gente con éxito invierte en cosas importantes.

• La gente con éxito invierte en su crecimiento personal.

• La gente con éxito vive cada momento con intensidad.

• La gente con éxito invierte el tiempo en soñar sueños grandes.



Y hasta aquí puedo leer…



Es un resumen un pelín exhaustivo, lo sé. Pero no he podido hacerlo de otra forma.



En todo el libro existen frases esclarecedoras, comparativas de que es cada cosa. Ejemplos y frases muy a tener en cuenta y meditarlas.



“En resumen” un muy buen libro que deberíamos leer todos.



Saludos.

Papá Vader.

4 comentarios:

  1. Se ve útil como los de Savater, aunque así eliminariamos al 99% de la población mundial hehe. Gracias por la reseña.

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  2. Muchas gracias por el resumen, haber como me sale mañana el examen jajajajajaja

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    1. Espero que te haya ido bien el examen.

      Pero me parece que no has entendido nada de lo que es la Gente Tóxica.

      No leerse el libro y buscar un resumen en internet hecho por otra persona, es uno de los atributos del Tóxico FALSO.

      ¿Queréis convertiros en un tóxico?

      Papá vader intenta reurirlos todo lo que puede.

      Leeros el libro, que saldréis ganando.

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