martes, 24 de diciembre de 2013

… Y mañana Navidad.

Como cada año vuelve a ser Navidad.

Época de Gatos Pardos. De disimular cualquier cosa mala hecha y hacer ver que todos somos buenos buenísimos.

Época de felicitaciones, de abrazos y besos, de regalos.

Época de “borrón y cuenta nueva”, de no ha pasado nada y todo se olvida.

Época de sólo pensar en comer, cebarse, beber y emborracharse.

Cuando llegue el día 7 de enero, después de fiestas “donde digo, Diego y donde Diego, digo”. Ese es el momento de escusas como “la borrachera me hace decir cosas raras”, “no recuerdo nada de todo lo que dije” y cosas por el estilo.

Incluso antes, pasado Navidad o reyes, gente que va a las tiendas a cambiar el regalo que les han hecho, “porque es una birria”, “es un regalo con doble intención”, “yo le he hecho un regalo de 200 euro y el/ella me hace uno de 20 euros, vaya mierda de regalo”. O de guardarlo en el cajón de rencores y devolvérselo en el primer cumpleaños, o en las próximas Navidades; al que lo ha regalado o a aquel que no sabemos que regalarle.

Época de poner “me gusta” en Facebook a gente que no tragas ni en pintura, aunque sólo sea una vez al año, “por quedar bien”.

Época de falsedades, sonrisas mal puestas e Hipocresía con mayúscula.

Época de esperar a clavar la puñalada trapera hasta pasadas las fiestas.

Pero en definitiva, época de tregua con tensión acumulable; pero tregua al fin y al cabo.

“Por quedar bien”.

Y Papá Vader desea felicidad a todo el mundo, y no por quedar bien, sino porque así lo desea. Aunque haya quien no se lo crea (que le vamos a hacer).

Papá Vader desea a todos indistintamente feliz Navidad, felices fiestas y un muy próspero 2014, siempre que el Gobierno español nos lo permita, claro está (Mmmm… a estos, no; Papá Vader no desea felicidad a estos, no).

Papá Vader.

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