Hace tiempo, en varios de los artículos
que Papá Vader ha puesto en más de una ocasión, ya ha comentado que existe
gente que hace cosas y espera que todo le vaya bien (y a quien no…), pero
cuando sale mal, pocos son los que entienden que existe una ley inmutable en la
vida, quieran ellos o no, de que su acción siempre tiene una reacción. Esta
reacción respecto a los deseos de esta persona, pueden ser favorables o
desfavorables. Cuando son favorables, es feliz y se encarga de anunciarlo a los
cuatro vientos que él ha sido el artífice de tan maravilloso resultado. Cuando
son desfavorables… se encargará de buscar un culpable y anunciar a los cuatro
vientos lo malo que es este “culpable”.
Como ya dijo Papá Vader hace casi un año (http://papavader.blogspot.com.es/2015/10/responsabilique.html),
toda persona tiene
la facultad de poder equivocarse, de cometer errores. Pero por consideración al
resto de personas, debemos asumir lo que hemos hecho o dicho que haya
perjudicado a otro. Y las mentiras o bulos, es algo sobre lo que nos tendríamos
que responsabilizar si o si.
Responsabilidad es la
capacidad de toda persona para reconocer y aceptar las consecuencias de un
posible error en cosa o asunto determinado que ha hecho o dicho libremente.
Si la persona no
asume que puede equivocarse en lo que hace o dice, puede ser que estemos ante
un sociópata, como poco. Por si alguien confunde este simple concepto, un
sociópata es un antisocial (que no es lo mismo que un asocial), por mucho que se esfuerce en intentar aparentar lo
contrario. La sonrisa forzada perenne y la hipocresía, son síntomas claros del
sociópata. La persona sociópata normalmente se muestran encantadores, ya que
son excelentes mentirosos, y no dejan ver sus pensamientos ni
emociones. Un sociópata, tiene una alta autoestima y se piensa a sí mismo
como alguien grandioso, por encima del resto y no tiene ninguna reserva en
pasar por encima de los demás, sin sentir responsabilidad por sus acciones. Los
sociópatas saben muy bien obtener lo qué quieren, mintiendo y manipulando.
Además, suelen correr riesgos, ser irresponsables e impulsivos.
Ahora vamos a suponer
que no somos antisociales (sociópatas) pero no nos gusta la responsabilidad. Ser
irresponsable es una señal de inmadurez ya que éticamente son las personas
adultas (o con "responsabilidades") las que toman decisiones sobre
las acciones que realizan, aplicando una gran dosis de interés. Todo lo que ¿mucha?
gente no desea ser: ADULTO y hacer lo corresponde en el momento indicado.
La opinión de Papá
Vader (por si a alguien le sirve), la responsabilidad empieza en el momento que
das tu palabra de lo que vas a hacer, comprometiéndote y reconociendo ese
esfuerzo que vas a realizar. Y si no lo haces, sabes que estará en entredicho
tu palabra y tu credibilidad. La palabra, ese don tan preciado y muchas veces
desvalorizado. Al dar esa palabra, a otra persona o a ti mismo, en un auto
de fe propio y conciso (marcarte las metas a conseguir, por ejemplo),
se convierte en un compromiso, en una RESPONSABILIDAD.
Seremos unos grandes
afortunados tener cerca al que de un modo u otro rehúsa la responsabilidad de
sus actos, tanto de verbo como de acción, ya que pase lo que pase, haga lo que
haga, él nunca tendrá la culpa de lo sucedido (modo sarcasmo, por supuesto).
Para los que desconocen en que
consiste la Ley inmutable de Causa y Efecto, esta indica que no hay efecto sin causa, al
igual que no hay estímulo sin respuesta. Así de simple. Einstein la llamo Ley
de Acción y Reacción. Por consiguiente todo lo que hagamos a los demás, ya sea
bueno o malo, nos será devuelto, de ahí que también el principio de causa y
efecto se llame el efecto boomerang.
Esta devolución no siempre es en el sentido bidireccional (yo le hago algo a A,
no es A el que me lo devuelve, ya que puede venir de C o D) Al cambiar las CAUSAS conseguiremos tener el
EFECTO deseado.
Papá Vader, también hace más de un
año, comento el tema de los “Buen rollistas” (http://papavader.blogspot.com.es/2015/05/el-buen-rollismo-ataca-de-nuevo.html),
antesala del tema de la responsabilidad, en el que explicaba que debíamos de
tener cuidado de aquellos que van con la sonrisa en la boca, los que se llenan
la boca diciendo que van de buen rollo, te dicen cosas que realmente quieres
oír y en cuanto te despistas un poco… ¡Zasca! Puñalada que te crió.
Dentro de ser responsables y asumir
con la parte que le per toca y no acusar a otros de su error, también entra en
juego el saber jugar en equipo (http://papavader.blogspot.com.es/2015/04/jugar-en-equipo.html).
Pues si, hoy parece ser que va de
recordatorio de antiguos artículos, de hace más de un año.
Como dice Papá Vader en ese artículo,
debemos de tener especial cuidado con los “triunfitos”, los que desean a toda
costa ser los protagonistas de los eventos, los que siempre se autoproclaman “líderes”,
pero que al final lo único que hacen es provocar peleas, destrozando al equipo
de trabajo creado. Gente que no sólo no sabe jugar en equipo, sino que no se responsabilizan de las acciones
realizadas por ellos. Su frase más conocida, con infinidad de variantes, es “YO
NO HE SIDO”. Gente que como “líder autoproclamado”, si el trabajo en equipo
tiene éxito, ya se encargarán ellos solitos y de una forma más rápida que el
parpadear, de que todo el mundo sepa que
el éxito ha sido gracias a ellos. Pero si el trabajo fracasa, hacen lo mismo
mismamente pero al revés, informando a
todo el mundo que ha sido otro el culpable del fracaso.
Si además no consiguen que otros
realicen el trabajo por ellos, aparte de que tardarán eones en terminarlo ellos
(en el mejor de los casos y si no han encontrado a otro “pringado” para ello),
siempre podrán decir que el trabajo está saliendo mal “porque es un mal trabajo
heredado”, o que “los otros” están haciendo en la distancia todo lo posible
para que salga mal, aunque estos haga mucho tiempo quen han desaparecido de su submundo.
Estos “triunfitos” o “yo no he sido”,
llamadles como queráis, suelen estar respaldados por miedosos que no quieren
que se les culpe de nada o no ser excluidos del grupo; lo que en muchos
ambientes actuales son denominados “los palmeros”.
También se creen con el derecho innato
de por el hecho de conocer a alguno del grupo de trabajo, de exigir explicaciones
y resultados de todo tipo y, como no, de favores por doquier. Y si el trabajo de este equipo no se hace de
la forma que él desea que se haga, ya se encargarán de dar la bronca
correspondiente y que todo el mundo sepa que lo están haciendo mal, aunque el
resultado sea mejor de lo esperado (pero no de la forma que él quiere, claro).
Pero que nadie se le ocurra exigirles cuestionarles
nada, ya que lo primero que te sueltan es, con muy mala educación, con grandes
dosis de falta de respeto y, que esto no falte, con insultos por doquier.
Frases como “no sabeis trab ajar en equipo” o “eso es una falta de compañerismo”,
cuando no se ha hecho las cosas como ellos quieren, son las favoritas de todos
ellos.
Y todo esto, todo lo
comentado hoy en el artículo, crispa el ambiente, aunque dirá que son los que
realmente hacen cosas y se responsabilizan, los culpables de este mal ambiente.
Lo bueno de
encontrarse a este tipo de gente “irresponsable”, esta gente tóxica por
excelencia, en grupos o asociaciones, es
que podemos irnos a otro lado y se acabó el problema. Ellos no se irán nunca, y
harán creer a sus “palmeros” que han conseguido echar fuera a los culpables. Aunque
estos seguirán durante un tiempo culpándonos de que todos sus males se lo
estamos provocando nosotros en la distantancia… patético.
Papá Vader.
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